Nombre completo: Mariana Paula
Fabbiani Martínez
Fecha de nacimiento: 8 de enero
de 1975
No sé si es momento para
críticas,
¿no?
Es un momento más de esperar, de
tener paciencia,
¿no?
Es muy poco tiempo para ponernos
a criticar.
También hemos resaltado que han
salido los funcionarios
a explicar,
que también es algo nuevo de esta
gestión,
¿no?
Que se equivocan, pero también
dan la cara.
Me parece que justamente tenemos
que tratar de empujar todos,
y tratar que este cambio que
empezamos a SENTIR
sea un hecho:
que la gestión
se empiece a notar.
Por supuesto, es difícil para la
gente.
Creo que son momentos en los que
todos
nos estamos abrochando el
cinturón,
ajustando,
¿no?
Los precios suben.
A la gente le cuesta mucho llegar
a fin de mes.
El tema de los despidos quizás
fue un poco fuerte.
Pero bueno, supongo que también
tiene que ver
con esta primera etapa.
Creo que hay que darle tiempo,
¿no?
No ponernos enseguida en el lugar
de tirar todo abajo.
Según lo que escuchamos, lo de la
herencia es TERRIBLE,
¿no?
O sea:
la magnitud de la gravedad de lo
que estamos viviendo,
¿no?
Entonces, va a llevar su tiempo
y…
quizás….
no alcance…
un solo mandato,
¿no?
Pero ojalá se pueda encaminar
hacia lo que todos
necesitamos.
Antes de que Mariana Fabbiani
consumara el recitado que antecede en la mesa de Mirtha Legrand, a 100 días de
la asunción de Mauricio Macri, “El Diario de Mariana” estaba por cumplir 3 años
en el aire. Había sido incluido en la grilla de Canal 13 –del multimedios
Clarín- como parte de la estrategia ofensiva de sugestión exitosamente
afrontada por el macrismo. Apenas hacía un mes que el programa de Jorge Lanata
–también transmitido por Canal 13- había comenzado a desgranar, para la
indignación de “papis y mamis 2.0”, las peripecias literarias de una alibabesca
“Ruta del Dinero K” que provocó la alteración colectiva de varios millones de máscaras
morales.
Mariana Paula venía del mundo del
espectáculo y del modelaje; esgrimía, también, ser nieta del histórico
compositor y orquestador de tangos Mariano Mores. Luego de algunos escarceos
fotográficos, había participado unos pocos segundos en el video clip de Luis
Miguel “Suave”. Los televidentes conocen su trayectoria, siempre desenvuelta
sobre carriles moderados de masividad: conducción de programas de variedades,
obras teatrales para niños, actuación en comedias superficiales, ciertos
conatos elementales de baile y canto –grabó dos discos relacionados con participaciones
en la televisión- animaciones en radio y presencias en el programa de Marcelo
Tinelli.
Probablemente, los estudios
mercadotécnicos del equipo publicitario macrista hayan relevado con encomio esta
impronta de trivialidad seductora que, por lo demás, viene en Fabbiani
acompañada de una fuerte disposición gestual. Su enorme sonrisa persuasiva
preside la belleza oficinista del rostro, cogobernado por evidentes ojos
oscuros sumamente expresivos; fáciles guedejas coloreadas en tonos promedio enmarcan
el dibujo matrimonial y caen sobre las primeras delgadeces de los hombros, que
preludian la sobriedad de la silueta. La clase media aspiracional,
voluntariamente exenta de todo compromiso con el Otro diverso, encontraría en
Mariana –direccionada al bienestar por sus propias decisiones independientes-
una vocera y a la vez un símbolo de sus propios estándares.
Así es que las autoridades de “El
Trece” la eligieron para el “giro político” de la primera tarde amable de los
días hábiles. Desde allí ejerció su rol digitado y activo, antes y durante el
ejercicio del poder formal por parte del macrismo.
En su programa se mezclaban con
sumo provecho novedades policiales con los últimos montajes de Periodismo para
Todos; se interpelaban figuras del kirchnerismo ausentes frente a “panelistas”
adictos; se alternaban las bambalinas de las novelas de Turquía con los
entretelones terroristas del fiscal Alberto Nisman. Se invitaba, con frecuencia
saturada, a los personajes del entorno Cambiemos: Mariana los entrevistaba en
charlas más o menos informales, y allí desenvolvía el rosario de rictus y
frases de influencia que tendían a excitar el cúmulo de prejuicios ya presente
en sus espectadores.
No pocas veces, las
interrupciones de la emisión por las llamadas “cadenas nacionales” de Cristina
Fernández (episodios de inauguración de escuelas, centros de salud, rutas,
monumentos o centros culturales) eran luego objeto de crítica también en el
“Diario”, que propiciaba desde el púlpito televisivo el “autoritarismo” y la
“soberbia” de la entonces presidenta. No obstante, como perfil de
comportamiento, Mariana rearmaba la compostura y afrontaba el resto del
programa desde una instancia de resignación, ejemplo y aviso de la entereza
anímica que “todos” debían aprender en homenaje a la obligada tolerancia.
La empresa productora del
programa, More Televisión S.A. -enmascarada bajo el nombre de fantasía
“Mandarina”- tiene por uno de sus propietarios a Mariano Chihade, padre de los
dos niños de Mariana Fabbiani y su pareja desde el año 2006. Se ha sindicado a
Chihade como asiduo compañero de paddle de Mauricio Macri, en reuniones
deportivas a las que iban también invitadas otras personalidades del entorno,
como Gustavo Arribas (señalado, entre otras irregularidades, por comandar un
grupo de espionaje a periodistas de la oposición), el actor Martín Seefeld
(enfrentado por cuestiones ideológicas con su socio, el kirchnerista Pablo
Echarri) y el Secretario de la Presidencia Fernando De Andreis. En algunos
medios se describe al tándem Fabbiani-Chihade como “amigo de Macri y
Awada”.
Desde diciembre de 2015, Mariana y
su “Diario” asumirían otra función: la falsa consciencia construida debía,
ahora, mantenerse viva. A medida que los operadores televisivos, políticos y
judiciales iban produciendo resultados en consonancia con el plan perseguido
por el nuevo gobierno, Mariana los reproducía en “DDM”, adecuados al
temperamento adquirido por los oyentes luego de años de influencia sobre sus
capacidades de inteligir.
En una de sus emisiones, por
ejemplo, se le ordenó sugerir que los jueces cobraban dádivas para disponer
excarcelaciones en las causas seguidas contra empresarios y funcionarios del
gobierno anterior. “Vamos un poquito con la actualidad” -explica Mariana desde
los videos guardados en diversas plataformas- “con el tema político y judicial,
que realmente es noticia en estos días y promete serlo [abre los ojos] en los
próximos también. Tras la escalosa… eh… escandalosa liberación de Cristóbal
López, este, con el [abre los ojos]
cambio de carátula incluido [aparta el largo flequillo con la mano], le siguió
la liberación de Zannini y D’Elía el fin de semana, y también [acentúa la
exposición de los tendones del cuello] ¡se comenta que podría estar PRÓXIMO a
quedar libre, estee, De Vido! [Se dirige
a un panelista] Esto es un rumor muy fuerte que está circulando [vuelve a
cámara] y [alza los hombros] también está circulando el rumor, el fantasma de
las coimas [cierra los ojos] en la Justicia. Para todos es una [abre con
intensidad los ojos] CERTEZA, pero… nadie… digamos… o como, como que está
naturalizado, ¿no?”
Su jurado de periodistas afirmaba
y acentuaba este papel: Diego Leuco, propagador consciente junto con su padre
de falsedades funcionales dotadas de visos de verosimilitud y violenta
derivación emocional; Mercedes Ninci, “movilera” durante las comparecencias de
funcionarios del gobierno anterior a las indagatorias en las causas promovidas
por denunciantes del macrismo; el antikirchnerista y periodista de cotilleo
Ángel de Brito; Carmela Bárbaro, hija del peronista “anticristinista” Julio
Bárbaro y otros.
A la vez, Fabbiani era también
reporteada. De esas apariciones de rol invertido, se destaca el trabajo de 2017
publicado en la revista LUZ: un compendio de vacuidad que, al mismo tiempo, pone en
denuncia los derrumbes de lo crítico que marcaron la época. Motorizada por su
propia batería de liviandades, Mariana explicó allí que perfectamente podía “conjugar
los roles de mamá, esposa y profesional”; que “disfruta trabajar con su
pareja”, en gran parte porque “lo admira”; que “cuando las cosas no van bien,
nos sostenemos mutuamente”; que, cuando “no soy mamá o estoy trabajando, soy
amiga, soy hija, soy hermana”; que “tengo suerte de estar muy enamorada de mi marido”
y que “a veces estoy en el programa en el medio de una entrevista y pienso si
le compré el cuaderno azul a Matilda para el colegio”.
“Valoro el silencio”, dijo a un
público no contradictor que está convencido de que, en él, residen todas las
respuestas.
Preguntada sobre cómo “se surfea”
la pareja teniendo “nenes chiquitos”, Mariani confesó, articulando los mismos
esquemas coloquiales que su público, que “no soy fundamentalista del colecho ni
del no colecho”, pues “hago lo que siento”. Y remató, a través de una frase de
efectivo impacto entre una clase media profundamente observada por el poder
real: “los libros, en eso, para mí no cuentan”.
Este desfile de moldes semánticos
se repitió, pero con actuaciones opuestas, cuando desde el estrato de decisiones
publicitarias se decidió que Fabbiani entrevistara al propio Macri. A pesar de
las críticas de “invasión de lo político” en su programa –algo de lo que ella
misma había protestado durante la segunda presidencia de Cristina Fernández- el
“Diario de Mariana” transmitió en directo desde la Quinta Presidencial de
Olivos. Eran, por entonces, tiempos de antesala a la contratación del préstamo
más grande que el Fondo Monetario Internacional le extendiera a país alguno en
toda su historia: 57.000 millones de dólares, un monstruoso salvataje que evitó
la explosión financiera luego de que los operadores macristas convirtieran al
país en una de las plazas especulativas más rentables del mundo. “Te gusta ver
fútbol”, señaló Mariana, tuteándolo. “El otro día fuiste a ver el partido a la
casa de un amigo, te tomaste esa licencia… ¿cómo es cuando decís ‘bueno, voy a
la casa de mi amigo’…?”
Encaramada con soltura en el
guion que le preordenara el equipo de mercadotecnia del presidente, Fabbiani
destacó el uso por parte de Macri de medias de diferente color, como
manifestación de una idea de integración en el Día Mundial del Síndrome de
Down. Luego quiso saber, ya a totales espaldas de las concretas
responsabilidades de Macri como ejecutor de un plan de exterminio social y
económico, si “se puede ser un buen presidente y un buen padre”; y, más tarde, si
era cierto que “Antonia maneja sola el carrito [de golf], y… ¿vos vas atrás?”.
“Un papá o una mamá trabajan
mucho y, sin embargo, quieren estar presentes”, convino, para cerrar el círculo
empático. La entrevista vespertina alcanzó picos de 800.000 espectadores.
Por entonces, una investigación
independiente que fuera ignorada por los medios hegemónicos daba cuenta de que,
entre octubre y diciembre de 2017, la productora “Mandarina” había recibido más
de 5 millones y medio de pesos en pagos realizados por el Instituto Provincial
de Lotería y Casinos de la provincia de Buenos Aires. Casualmente, la
gobernadora María Eugenia Vidal fue entrevistada por Mariana el 25 de octubre
de ese año, días después de la elección de medio término que llevó al triunfo a
la lista de Cambiemos. En el mismo programa se había informado, en grandes
zócalos, que “le quitaron los fueros a Julio de Vido y en minutos será
detenido”.
Su actitud colaboracionista,
materializada en preguntas falsamente ingenuas como “¿Vos creés que puede haber
violencia en la marcha de hoy?” cuando la movilización provenía de sectores
opositores, y resaltar el hecho de que “la gente iba con sus chiquitos” durante
las “marchas espontáneas” a favor del gobierno, fue evolucionando hasta alcanzar,
en 2019, un punto de no retorno y necesidad de juzgamiento. En medio del
recorte brutal que el macrismo impuso a las partidas de salud y de la negación
oficial de medicamentos a decenas de miles de personas en situación de
vulnerabilidad, su programa organizó un debate entre médicos acerca del
“verdadero” valor de las vacunas. Luego de un intercambio de ideas, lograron
consensuar una conclusión: “no está científicamente comprobado que las vacunas
sean efectivas”.
Inmediatamente, la Sociedad
Argentina de Infectología emitió un comunicado en el que expresó su
preocupación; además, la Defensoría del Pueblo denunció la emisión por
“desinformar” en perjuicio de tópicos centrales relacionados directamente con
el derecho a la vida.
La estulticia y la derecha
comparten un atributo doloroso: no tienen límites. Lo sencillo es tan
absolutamente abordable por la crueldad que, en la abrumadora mayoría de los
casos, queda la duda razonable acerca de si el simple, cuando es digitado,
aporta un componente subjetivo a sus acciones o simplemente es tan insustancial
que hasta le falta el dolo de delinquir. La discusión no es nueva: la división
de tareas en el desarrollo del Holocausto puso en evidencia la posibilidad de
que ninguno haya sido responsable y, a la vez, todos lo fueran.
En cualquier caso, una
disposición sensata hacia el bien obliga a condenar toda libre elección por el
mal. Ésa, sin dudas, es la máxima que preside cualquier juicio de reproche.
Sin embargo, debe tenerse
presente que en toda estafa, el estafado participa del delito. La víctima que
ahora pide justicia SABÍA que el billete de lotería premiado valía mucho más
que lo que estaba pagando. Y así, cuando el juzgamiento moral caiga sobre los
perpetradores, ¿quién de los pretendidos engañados podrá aducir que concurrió
con ingenuidad a leer El Diario de Macriana?
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