jueves, 26 de septiembre de 2019

Sección "PARTÍCIPES NECESARIOS" - Hoy: Miguel DEL SEL

     Nombre completo: Miguel Ignacio Torres del Sel
     Fecha de nacimiento: 3 de julio de 1957

     Cuando Mauricio Macri le ofreció ampliar la estructura partidaria del PRO, postularlo a ejercer el cargo de diputado de la Nación y después gobernar la provincia de Santa Fe, Miguel del Sel le pidió unos días “para pensar”. Por entonces, su grupo cómico Midachi llevaba más de 6 meses de cartelera del espectáculo Midachi Circus, la coronación de una carrera de más de 27 años y 4 millones y medio de espectadores. Junto a sus compañeros Daddy Brieva y Darío Volpato había cumplido gran parte de un ideal consensuado: ser “empresario de sí mismo”, alcanzar la fama, asegurarse una fortuna para sí y para sus hijos y materializar con creces las ambiciones forjadas en el seno de una familia de ingresos apenas por encima de la subsistencia. Su proyecto de juventud había sido ser jugador de fútbol del admirado Club Atlético Unión; finalmente, egresó de un instituto público con el título de Profesor de Educación Física.

     Los lauros teatrales, cinematográficos y televisivos de Del Sel, así como su personalidad expresiva de rápida llegada a los sectores bajos y medios, pasaron un test de calificación desarrollado ciertamente a sus espaldas. Ya había sucedido algo similar durante la implantación del neoliberalismo en los años 90: para conquistar el favor de las mayorías masivas se había dado paso a la instalación de personajes populares en espacios que nunca antes habían ocupado. Así se fue ubicando en candidaturas de importancia a personajes populares, algunos de los cuales alcanzaron una notoria permanencia, como el corredor de automóviles Carlos Alberto Reutemann (dos veces gobernador de Santa Fe y senador nacional desde 2003) y el cantante Ramón “Palito” Ortega (gobernador de Tucumán, senador nacional y candidato a vicepresidente de la Nación). Otros, más efímeros, también lograron cierto apoyo de los electores: es el caso de la locutora y ex modelo Raquel “Pinky” Satragno (quien estuvo a punto de ganar la intendencia de La Matanza en 1999), del también cómico folklorista de seudónimo “El Soldado Chamamé” en la provincia del Chaco y la precandidatura del tropicalero “Ricky” Maravilla a la intendencia de Salta.

     Finalmente, Del Sel dio el sí. Mauricio Macri lo sumó a la sede Santa Fe de la Fundación Pensar y lo instituyó en Presidente del PRO en esa jurisdicción. A la vez, lo incluyó en las prácticas de entrenamiento especializado y le asignó un rol: el de “simple habitante de este país” que “sólo quiere que a todos les vaya bien”.

     Por el abandono de Del Sel, el grupo Midachi cerró su proyecto millonario. Miguel, a partir de entonces, inició su catapulta hacia las alturas de la interpelación y el ejercicio del poder.

     En la línea de degradación de la dinámica institucional disparada por el PRO –que encontraba por entonces un público ávido de críticas a las prácticas democráticas- los operadores conductistas del macrismo le instruyeron la confesión de “no saber nada de política”, a fin de construir aquella imagen de “vecino de a pie” a quien, por sus éxitos personales, lo habían “venido a buscar”.

     “Hay que ser buena gente, debemos hacer el bien, ser buenas personas, buenos amigos, buena familia. Hay que ayudar al otro, tenemos que vivir felices. La gente tiene sueños. ¡Qué bien se vivía antes! Jugábamos a la pelota en la calle, la gente tomaba mate en la vereda, volvíamos de madrugada a casa y no pasaba nada”. Del Sel apelaba a la evocación de un pasado hiperbólico en el que, como una Arcadia malograda por las emisiones contaminantes de la historia, las cosas sencillas de la vida se habían depredado en la hoguera de la codicia. “No hay que mentirle a la gente, no hay que robar, no debe haber corrupción”, repetía el candidato Miguel. “Escuchame, ¡cómo puede ser que acá no haya un médico!”, invitaba a pensar, en sintonía con las manifestaciones de “buen salvaje” que, al mismo tiempo, desgranaban otros personajes por todos los medios.

     Como parte del método de atracción psicológica que con aplicación de principios de mercadotecnia había elaborado el publicista rentado Jaime Durán Barba, Del Sel incorporó también los arquetipos de estigmatización que en especial las clases medias veían con agrado, por formar parte de un residuo de deuda espiritual que ancestralmente debieron reprimir. En consecuencia de ello, las propuestas del cómico versaron, por ejemplo, sobre concientizar a los empleados públicos de que debían contraerse al trabajo y no “fichar e irse a la peatonal”; que los niños de menores recursos debían ser inmediatamente educados “para que no roben”; que, si de él dependiera, “habría reemplazado los planes sociales por trabajo real”; que la única manera de construir un país es “trabajando y estudiando”; que “el campo es el gran botín de los gobiernos”; que las cloacas y la provisión de agua son necesarias para que “los negritos se bañen” y otros estándares mal inscriptos en el imaginario asalariado y pequeño cuentapropista.

     En todo momento, además,  desplegaba un estilo campechano y distendido, que incluía formas groseras e invocaciones rústicas e injuriosas. Quizás estos aspectos de poco gusto fueran un demérito, un golpe contra el sentir aspiracional de algunos sectores que aún hoy continúan identificándose con el macrismo a partir de sus ilusiones de pertenencia. Lo cierto es que, con toda claridad, Miguel del Sel estaba siendo construido como un apéndice subalterno de Mauricio Macri: por ello, debía devenir exento del brillo fálico del poder tradicional, de los atributos de la oligarquía y aun de los modos de interacción figurados a los que todavía propenden las franjas que se autoperciben dignas como estrategia de diferenciación. Lo que se procuraba, por ese entonces, era que los santafesinos obedecieran al que obedece, como una réplica de los patrones de producción ancestrales heredados de la Gran Inmigración.

     Así estructurado el andamiaje persuasivo y como plataforma de preparación para las elecciones a gobernador del año 2015, Miguel Del Sel encabezó la lista de candidatos a Diputados Nacionales de la alianza “Santa Fe nos Une” en los comicios de 2013. Obtuvo el segundo lugar con el 27,2 % de los sufragios y durante un año y dos meses ocupó un escaño en la Cámara Baja. Desde allí, fogoneó la polarización del escenario político, sin abandonar el personaje de “tipo sano” que no impone, sino que “viene a aprender”.

     Cuando renunció a su banca para lidiar por la gobernación de su provincia, dijo: “Fue una experiencia buena, pero me di cuenta de que no se podía hacer mucho con una mayoría del oficialismo que sólo vota leyes del Gobierno. Y que levanta la mano porque así se lo ordenan, sin debate”. Preguntado acerca de por qué dimitía, si su mandato duraba 4 años, contestó que “para mí no vale eso de ir con el cinturón de seguridad puesto, sabiendo que si pierdo sigo viviendo del Estado”.

     La misma tónica amigable de vínculo “hombre común / hombre común” le fue ordenado seguir durante su campaña proselitista con miras a ocupar la gobernación de Santa Fe. Con el propósito de ganar el favor de los sectores menos ilustrados, el ex Midachi apeló a la dotación de una impronta histriónica en todas sus apariciones –otorgando a la edificación de lo público el mismo cariz de grotesco que imprimía a sus números de vodevil- y también a aquella formulación de expresiones fuertemente chabacanas. Por entonces, sus detractores habían relevado un video de promoción filmado dos años antes. Allí Del Sel concertaba con un grupo de obreros: “Yo les aviso cuando venga la próxima, y ahí buscan la canchita. Yo pago el asado y comemos”. Uno de los trabajadores le preguntaba, a continuación: “¿Ponés la parrilla, todo?”. Y Miguel, entonces, remataba: “Ponela vos, qué querés, que venga con putas, encima, también”.

     Con el apoyo de Mauricio Macri desde Buenos Aires –a quien el mediático Del Sel promovía, a su vez, desde Santa Fe- la lista resultó victoriosa en las elecciones primarias de abril de 2015, por poco más de 3.000 votos sobre el Frente Progresista, Cívico y Social de Miguel Lifschitz. Sin embargo, perdió en las generales frente a la misma fuerza por tan sólo 1.504 sufragios. El nuevo electorado de Cambiemos apreció positivamente esta explosiva participación del ex artista de variedades y se convenció acerca de que la definitiva instalación del “cambio” ya, tan sólo, requeriría del transcurso del tiempo.

     Como parte de la exhibición del “equipo de gente honesta” que propiciaba Mauricio Macri para “el futuro del país”, Miguel del Sel fue orgánicamente convocado a la mayoría de las apariciones del candidato de las clases altas y de la clase media aspiracional. Del Sel, el “político apolítico”, había estado a un paso de ganarle a la política.

     Una vez en ejercicio del poder formal, Macri lo designó, sorpresivamente, embajador en la República de Panamá. También orgánicamente, el cómico aceptó. Sin un minuto de cursada en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación ni versación alguna en diplomacia, el profesor Del Sel sostuvo, desde el día de su propuesta de nombramiento, que iría al país centroamericano “a aprender”, una frase que, por entonces, la totalidad del arco de Cambiemos expresaba en cuanta oportunidad se diera, para denotar honestidad intelectual. Este mismo relevamiento positivo de la ignorancia –que, por lo demás, venían adoptando desde hacía décadas quienes a la postre resultaron votantes del macrismo- fue el escudo que lo dispensó de formular aclaraciones en abril de 2016, cuando Mauricio Macri y todo su círculo de influencia aparecieron en la investigación periodística de mayor relevancia mundial sobre casos de corrupción: los llamados “Panama Papers”.

     Por entonces, en su carácter de embajador, el comediante se hallaba donde el mundo centraba su atención. Los medios internacionales de prensa le exigieron respuestas acerca de qué actitud política tomaría Macri, a la luz de las renuncias que por decoro habían elevado otros involucrados notables como el primer ministro de Islandia, el ministro de Industria español y toda una ola de funcionarios en decenas de países. Mal aprendido de su libreto, declaró que el affaire de los Papeles trasuntaba “un problema entre privados y que, por ello, no le correspondía realizar ninguna declaración. Dijo, además, que no había hablado con el presidente “de este tema.

     Incapaz de sostener la potencia actoral que requería el andamiaje de falsedades, lealtades a la mentira y criminalidades complejas sobre el que se desarrollara la máquina macrista, Miguel Del Sel renunció a su ministerio el 12 de abril de 2017. En una de las mesas de la también ex actriz Mirtha Legrand se lo vio avejentado, superado por el rol que había aceptado cubrir y, en especial, consciente de que su participación en la etapa de afianzamiento del macrismo había terminado. Alegó en esa oportunidad sufrir depresiones, verse vulnerado por “los ataques de las redes sociales” e, incluso, haber “perdido plata” en su aventura, algo que los espectadores de toda extracción estimaron cierto, pues sin solución de continuidad retomó sus viejos vínculos con la revista y rearmó el exitoso grupo Midachi. Era aquélla su última hora política.

     Como los protagonistas de las tragedias clásicas, Del Sel parece haber caído en los desequilibrios que genera la audacia de desafiar lo preordenado por los dioses. Incluso, ya lejos de las arengas y de los mitines, “la política” a la que quizás jamás debió requerir le terminó dando una estocada infiel. En septiembre de 2019, la Cámara Nacional Electoral confirmó su condena a 6 meses de inhabilitación para el ejercicio de sus derechos políticos. La causa: apenas 5.000 pesos de diferencia en un balance partidario del año 2012, cuyo origen el artista popular no pudo justificar.

     Así Miguel Del Sel, escapando de su destino, encontró finalmente su destino. Pagando, incluso, por los que no pagaron. Algo así como haber sido sorprendido antes de colarse a la platea de Unión, instado por un nuevo vecino seductor, rico e impune que se divierte delinquiendo -de ésa y de muchas otras formas- con su banda de alcahuetes.

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