martes, 3 de septiembre de 2019

Marcos PEÑA

     Fecha de Nacimiento: 15 de marzo de 1977
      
     Hijo de un banquero, bisnieto del terrateniente y fundador en 1908 del grupo empresarial La Anónima, Mauricio Braun, es también primo del Secretario de Comercio macrista, Miguel Braun. Por línea materna, desciende de José Menéndez, uno de los primeros empresarios instalados en Punta Arenas, dedicado a la navegación mercantil a vapor por el Estrecho de Magallanes. La empresa llegó a tener una enorme flota, líneas de ferrocarril, muelles y puertos propios. Josefina, una de sus hijas, se casó con Mauricio Braun, quien por entonces era el principal competidor de Menéndez. Su padre se unió a una nieta de Mauricio y así nació el linaje Peña-Braun.

       Tanto los Menéndez como los Braun generaron la más grande fortuna de la Patagonia, a través de métodos de explotación obrera e inserciones en la política nacional y regional, con fuertes lazos con Gran Bretaña y EE. UU. Poseyeron más de 1.300.000 hectáreas y una cantidad incalculable de cabezas de ganado lanar, frigoríficos, ferrocarriles y hasta centros de explotación minera. Su pertenencia oligárquica facilitó la intervención del Ejército Argentino en la represión de obreros huelguistas que reclamaban por mejores condiciones de trabajo y suba de salarios a principios de la década de 1920, conocida como “los sucesos de la Patagonia Trágica”. Durante el episodio, la familia Menéndez-Braun provocó la muerte de más de 1.000 trabajadores, muchos de los cuales fueron fusilados y enterrados en fosas comunes.
 
      El padre de Marcos Peña, Félix, fue también funcionario de la última dictadura militar: en 1982 se desempeñó como subsecretario del área económica del Ministerio de Relaciones Exteriores. Félix Peña conocía al canciller Nicanor Costa Méndez por su pertenencia al Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, una institución que generaba acciones de sostén ideológico al gobierno militar. También fue funcionario durante los años 90.
 
     Dotado de una singular capacidad de trabajo, su formación primaria en EE. UU. y su posterior concurrencia a colegios de élite como el Champagnat y el San Tarsicio, además de su carrera como politólogo y los vínculos empresariales de su familia, motivaron que Marcos fuera destacado por Mauricio Macri como uno de los principales pilares del partido Propuesta Republicana (PRO). Presidió el grupo de jóvenes de esa fuerza entre 2005 y 2010. En el año 2003 fue elegido Legislador de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
 
      Durante las dos Jefaturas de Gobierno de Mauricio Macri en la Capital Federal, Marcos Peña fue Secretario General de la Ciudad y virtualmente administró y ejecutó la totalidad de las políticas de implantación neoliberal en el distrito.

    Reemplazó a Horacio Rodríguez Larreta como Jefe de Campaña del PRO en el año 2015. Puso en ejecución las prácticas de penetración psicológica y estilo goebbeliano propiciadas por Jaime Durán Barba, un ecuatoriano contratado por el macrismo para generar canales de sugestión colectiva y así vencer al peronismo en aquellas elecciones. La más polémica de estas acciones fue la implementación de un “ejército de trolls”: operadores informáticos especialmente entrenados para insultar a opositores, propagar noticias falsas y emitir consignas discriminatorias en gran cantidad y durante todo el día. El programa de acción y objetivo inmediato de los “trolls”, que finalmente rindió frutos, fue el de excitar el contenido de antivalores que compone el criterio de las clases bajas y medias aspiracionales. Así, Peña y sus trabajadores del llamado "call center” lograron poner en un espacio de legitimación la vocación antiética de una porción mayoritaria del país. Su principal herramienta de inserción, amigable con la tendencia decadente de esa franja, fue el despliegue de un discurso xenófobo, racista, individualista, insolidario, de agresión política y de desprecio por la formación intelectual y por los pobres.
 
     Gracias a la implementación de esos métodos de influencia y fascinación inmoral, Mauricio Macri resultó vencedor en los comicios. Marcos Peña fue designado Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación. Tres años después de esta victoria, trascendió que Peña habría también organizado una acción delictiva de aportantes falsos y desvío de fondos públicos para garantizar el éxito de la campaña.
 
      La aceitada confianza con el nuevo presidente de la Nación lo condujo a revestir el Número Uno en el llamado “Círculo Rojo” macrista. Poco a poco, la Jefatura de Gabinete comenzó a abarcar una enorme cantidad de áreas; algunas de ellas, antiguos Ministerios, que pasaron a ser Secretarías de Gobierno bajo su dirección última.

      Entre los primeros Decretos ilegales que firmó junto con Mauricio Macri, se encuentran el que reforma inconstitucionalmente la Ley de Ministerios y el que designa a Carlos Rosenkrantz (ex abogado del Grupo Clarín) y a Horacio Rosatti (renunciante del gobierno de Néstor Kirchner) como jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en abierta vulneración de preceptos legales y constitucionales.

       Como parte del pacto habido con los medios de comunicación hegemónicos, Peña participó en la articulación de las políticas ilícitas de eliminación de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA). De este modo, abrió el camino para que –en especial- el Grupo Clarín pudiera poseer tanto periódicos como estaciones de radio, servicios de telefonía, internet, transmisiones por streaming y canales de televisión abierta y por cable, acumulación que la Ley de Medios impedía. Dicha norma fue virtualmente derogada por un decreto contrario a derecho que él también suscribió, lo que le valió una imputación penal.
  
    Luego de dictada la Ley de Reparación Histórica, que prohibía que los familiares de las autoridades de la Nación “blanquearan” capitales refugiados en el exterior provenientes de la delincuencia tributaria y económica, Peña suscribió el decreto que, contra las disposiciones vigentes, precisamente permitió que dichos familiares pudieran repatriar legalmente ese dinero.


      Marcos Peña se caracterizó por apoyar y facilitar en todo momento las gestiones del Estado en beneficio de las firmas pertenecientes al entorno empresarial del presidente, de manera de operar “de los dos lados del mostrador”. Durante su gestión, a modo de ejemplo, se dictaron normas que obligaban al sector público a reemplazar las luminarias convencionales por lámparas “LED”; al mismo tiempo, las licitaciones de compra de esas lámparas por parte de provincias y municipios eran ganadas por empresas importadoras pertenecientes a las familias Braun y Macri.

     También favoreció al grupo “La Anónima” en el otorgamiento de un mayor cupo de exportación de carnes, en el marco de la llamada “Cuota Hilton”. “La Anónima” fue la única empresa que aumentó, durante el período, la cantidad de carne vendida al exterior bajo este régimen (más de 300 toneladas).

      Fue sindicado como co-autor de una maniobra que implicó la concesión de subsidios por parte del Estado Nacional a la producción de soja en las juirisdicciones comprendidas en el llamado “Plan Belgrano”. De este modo, habrían quedado beneficiadas diversas fincas pertenecientes a empresas de Macri, Nicolás Caputo y el propio Marcos Peña en la provincia de Salta, por un total de 42.000 hectáreas.

      Sus vinculaciones empresarias también han generado que, una vez en el poder formal, una gran cantidad de parientes pasaran a revestir como cuadros de la Administración Pública en sectores de decisión.

      Marcos Peña es el real administrador del gobierno de Mauricio Macri. Todas y cada una de las decisiones presidenciales pasan por la consulta del Jefe de Gabinete de Ministros, primer hombre de confianza del presidente. Peña marca los tiempos de puesta en marcha de las políticas macristas, destinadas a favorecer a los sectores más altos de la sociedad. Es célebre el acto fallido cometido en una de sus alocuciones: Hay un consenso en la necesidad de avanzar en un sistema más justo de tarifas y de subsidios para proteger a los que más tienen.

      Su equipo de “trolls” ha continuado sembrando el odio y la provocación durante todo el gobierno macrista, incitando a la violencia colectiva y agitando la miseria espiritual de millones de personas pertenecientes, en su mayoría, a una de las clases medias con menor vocación de construcción social inclusiva que ha exhibido la historia del país.

   Fuertemente condicionado por esta impronta de pensamiento oligárquico, segregacionista y discriminatorio, afirmó en el Congreso que No somos lo mismo, no somos iguales. La frase fue utilizada luego por todo el arco de Cambiemos y produjo un efecto emotivo de diferenciación en las clases aspiracionales adictas.

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