Fecha de nacimiento: 21 de abril de 1965.
Alias: “Toto”.
Egresado del colegio Cardenal Newman, Luis Andrés Caputo es un economista de vasta trayectoria en el estudio y análisis de mercados. Desempeñó esa actividad (“trading de bonos y acciones”) para la JP Morgan Chase & Co., una de las empresas financieras más antiguas e importantes del mundo. Su tarea consistió en efectuar proyecciones sobre la materia en el sector de América Latina, con el fin de garantizar ganancias a la firma. La misma actividad ejerció en el Deutsche Bank respecto de Europa del Este y también de Latinoamérica. Con posterioridad, Caputo se desempeñó como presidente de la institución alemana en Argentina. Dirigió la empresa de electricidad Norte S.A. y creó el fondo de inversión “Axis”.
Su primo Nicolás Caputo, 6 años mayor, fue compañero de estudios primarios y secundarios de Mauricio Macri, también en el colegio Newman. A través de él, “Toto” conoció a Mauricio, quien lo incorporó al gobierno nacional como uno de los “empresarios exitosos” que conformarían “el mejor equipo de los últimos 50 años”.
En 2016, ya hombre de confianza del presidente, Caputo lideró la “negociación” con los llamados “fondos buitre”, antiguos tenedores de bonos argentinos en default. Con el pretexto de “abrir la Argentina al mundo” y “generar credibilidad”, Toto ofreció a los dueños de esos papeles un acuerdo mejor que el que ellos mismos habían propuesto. A este fin, impulsó una toma de deuda descomunal: más de 16.000 millones de dólares, que se aplicaron al cubrimiento de capital, intereses, comisiones y gastos de representación. Tiempo después, trascendió que Paul Singer, titular de uno de esos “fondos buitre”, había aportado cerca de dos millones y medio de dólares para la campaña presidencial de Mauricio Macri, a cambio de la promesa de asegurarse el pago de sus papeles incobrables con fondos públicos.
Satisfecho con esta gestión, Macri entronizó a Luis Caputo como Ministro de Finanzas en el mes de enero de 2017. A partir de entonces, comenzó el período de mayor densidad de adquisición de deuda en la historia del país. Para facilitar la explosión de préstamos gestionados por su amigo Toto, el presidente suscribió un decreto que lo facultó a incluir, en los respectivos contratos, una cláusula que permitiera el juzgamiento de la República Argentina por tribunales de EE. UU. y Gran Bretaña. También lo habilitó a incorporar en ellos una estipulación de renuncia a oponer la defensa de inmunidad soberana.
Con fundamento en que “el Gobierno demostró la capacidad de obtener financiamiento a muy largo plazo”, Luis Caputo ordenó la emisión del papel de deuda a mayor plazo de todos cuantos se hubieran suscripto en el país: los llamados “Bonos Internacionales de la República Argentina en Dólares Estadounidenses 7,125 %”, con vencimiento en el año 2117. En la Resolución que los crea, se designa al CITIGROUP GLOBAL MARKETS INC., a la firma HSBC SECURITIES (USA) INC., a NOMURA SECURITIES INTERNATIONAL, INC. y al grupo SANTANDER INVESTMENT SECURITIES INC. como colocadores a nivel internacional de los títulos, que significarán para el Estado Nacional una pérdida de más de 15.000 millones de dólares. A pesar de ello, en los considerandos de la norma se consigna que uno de los objetivos de su implementación es “reducir el costo financiero del Tesoro Nacional”.
Luego de su paso por el Ministerio de Finanzas, Caputo fue designado Presidente del Banco Central de la República Argentina. En su reemplazo, el gobierno ubicó al periodista oficialista Nicolás Dujovne.
En los poco más de 100 días que duró su cargo, el Banco perdió cerca de 5.200 millones de dólares de reservas y el riesgo país aumentó de 350 puntos a más de 700. Desde la aparición de “Toto” en la escena financiera argentina, el dólar pasó de cotizar a 15 pesos, a valer más de 38. Las tasas de referencia superaron el 60 %, las más altas en 15 años.
Con posterioridad al acuerdo con los “fondos buitre”, el Banco Central se vio obligado a emitir un mayor volumen de las letras de deuda llamadas “LEBACs”, para así mantener su liquidez y cumplir cabalmente las funciones inscriptas en su Carta Orgánica. La suscripción indiscriminada de estos títulos, a los que se les reconocía una altísima tasa de interés, llegó a superar sólo en valor nominal a la cantidad de dinero circulante en todo el país.
En poco tiempo, por aplicación de estas políticas, Argentina perdió gran parte de su credibilidad como deudor en el mercado de préstamos y ello tornó menos atractivos los activos financieros que ofrecía: para atender los compromisos asumidos, a falta de fuentes de financiamiento, debió recurrirse al último de los prestamistas globales, el Fondo Monetario Internacional. Un año después de este salvataje, trascendió que la mayor parte del dinero aportado por la entidad internacional fue “fugada” al exterior por los operadores del sector que, sin embargo, continuaron siendo acreedores del Estado Nacional y de varias provincias por cifras cada vez mayores.
El propio FMI cuestionó la velocidad y los montos por los cuales Argentina se endeudó en virtud de los oficios de “Toto”. Por esta razón, el ejecutor macrista debió renunciar a la presidencia del Banco Central.
Caputo ocultó en sus declaraciones juradas que fue accionista hasta 2015 de una firma off shore y de sus diversas sociedades controladas, con sede en las Islas Caimán, llamada Noctua Partners. Al iniciarse la presidencia de Mauricio Macri, traspasó la titularidad de esas acciones a varios testaferros. Noctua Partners fue una de las compradoras del ya mencionado bono de deuda a 100 años, que él mismo creó. La Oficina Anticorrupción liderada por Laura Alonso no intervino significativamente en la investigación del caso.
También tomó parte en la venta de acciones del Fondo de Garantía de Sustentabilidad a precio vil, beneficiando a la empresa Pampa Energía cuyo CEO, Marcelo Mindlin, guarda una estrecha relación de conocimiento, confianza y negocios con Mauricio Macri. El juez Claudio Bonadío lo sobreseyó pocos meses después de ser denunciado.
Fue notoria la actitud risueña y despreocupada que adoptó durante una interpelación en el Congreso de la Nación, en la que se lo cuestionó por la emisión brutal de letras del tesoro y bonos contra el Estado Nacional, así como también por su participación en empresas off shore. Cansado por la duración de la sesión, decidió escribir un mensaje en tono de burla, que envió a la diputada opositora Gabriela Cerruti. La sesión terminó en un escándalo y Toto logró su propósito.
Por su actuación principal en el favorecimiento impune a los grandes capitales nacionales y extranjeros en perjuicio de las arcas públicas, Luis “Toto” Caputo ha sido tildado de “endeudador serial”. Preguntado acerca de la eventual irresponsabilidad en la multiplicación de compromisos asumidos con acreedores de todo calibre, contestó: "La deuda no es una preocupación, hay espacio para financiar una convergencia al equilibrio fiscal".
Operador en las sombras desde su partida del Banco Central, diversas fuentes periodísticas lo sindican como autor intelectual del default argentino de 2019, junto con autoridades de la J.P. Morgan y los fondos de inversión Templeton y BlackRock.
Finalmente, se le atribuye haber planificado el cronograma de acontecimientos financieros para que las peores consecuencias de la debacle económica argentina “post – PASO” sean afrontadas por el gobierno que asumirá el 10 de diciembre de 2019.
Alias: “Toto”.
Egresado del colegio Cardenal Newman, Luis Andrés Caputo es un economista de vasta trayectoria en el estudio y análisis de mercados. Desempeñó esa actividad (“trading de bonos y acciones”) para la JP Morgan Chase & Co., una de las empresas financieras más antiguas e importantes del mundo. Su tarea consistió en efectuar proyecciones sobre la materia en el sector de América Latina, con el fin de garantizar ganancias a la firma. La misma actividad ejerció en el Deutsche Bank respecto de Europa del Este y también de Latinoamérica. Con posterioridad, Caputo se desempeñó como presidente de la institución alemana en Argentina. Dirigió la empresa de electricidad Norte S.A. y creó el fondo de inversión “Axis”.
Su primo Nicolás Caputo, 6 años mayor, fue compañero de estudios primarios y secundarios de Mauricio Macri, también en el colegio Newman. A través de él, “Toto” conoció a Mauricio, quien lo incorporó al gobierno nacional como uno de los “empresarios exitosos” que conformarían “el mejor equipo de los últimos 50 años”.
En 2016, ya hombre de confianza del presidente, Caputo lideró la “negociación” con los llamados “fondos buitre”, antiguos tenedores de bonos argentinos en default. Con el pretexto de “abrir la Argentina al mundo” y “generar credibilidad”, Toto ofreció a los dueños de esos papeles un acuerdo mejor que el que ellos mismos habían propuesto. A este fin, impulsó una toma de deuda descomunal: más de 16.000 millones de dólares, que se aplicaron al cubrimiento de capital, intereses, comisiones y gastos de representación. Tiempo después, trascendió que Paul Singer, titular de uno de esos “fondos buitre”, había aportado cerca de dos millones y medio de dólares para la campaña presidencial de Mauricio Macri, a cambio de la promesa de asegurarse el pago de sus papeles incobrables con fondos públicos.
Satisfecho con esta gestión, Macri entronizó a Luis Caputo como Ministro de Finanzas en el mes de enero de 2017. A partir de entonces, comenzó el período de mayor densidad de adquisición de deuda en la historia del país. Para facilitar la explosión de préstamos gestionados por su amigo Toto, el presidente suscribió un decreto que lo facultó a incluir, en los respectivos contratos, una cláusula que permitiera el juzgamiento de la República Argentina por tribunales de EE. UU. y Gran Bretaña. También lo habilitó a incorporar en ellos una estipulación de renuncia a oponer la defensa de inmunidad soberana.
Con fundamento en que “el Gobierno demostró la capacidad de obtener financiamiento a muy largo plazo”, Luis Caputo ordenó la emisión del papel de deuda a mayor plazo de todos cuantos se hubieran suscripto en el país: los llamados “Bonos Internacionales de la República Argentina en Dólares Estadounidenses 7,125 %”, con vencimiento en el año 2117. En la Resolución que los crea, se designa al CITIGROUP GLOBAL MARKETS INC., a la firma HSBC SECURITIES (USA) INC., a NOMURA SECURITIES INTERNATIONAL, INC. y al grupo SANTANDER INVESTMENT SECURITIES INC. como colocadores a nivel internacional de los títulos, que significarán para el Estado Nacional una pérdida de más de 15.000 millones de dólares. A pesar de ello, en los considerandos de la norma se consigna que uno de los objetivos de su implementación es “reducir el costo financiero del Tesoro Nacional”.
Luego de su paso por el Ministerio de Finanzas, Caputo fue designado Presidente del Banco Central de la República Argentina. En su reemplazo, el gobierno ubicó al periodista oficialista Nicolás Dujovne.
En los poco más de 100 días que duró su cargo, el Banco perdió cerca de 5.200 millones de dólares de reservas y el riesgo país aumentó de 350 puntos a más de 700. Desde la aparición de “Toto” en la escena financiera argentina, el dólar pasó de cotizar a 15 pesos, a valer más de 38. Las tasas de referencia superaron el 60 %, las más altas en 15 años.
Con posterioridad al acuerdo con los “fondos buitre”, el Banco Central se vio obligado a emitir un mayor volumen de las letras de deuda llamadas “LEBACs”, para así mantener su liquidez y cumplir cabalmente las funciones inscriptas en su Carta Orgánica. La suscripción indiscriminada de estos títulos, a los que se les reconocía una altísima tasa de interés, llegó a superar sólo en valor nominal a la cantidad de dinero circulante en todo el país.
En poco tiempo, por aplicación de estas políticas, Argentina perdió gran parte de su credibilidad como deudor en el mercado de préstamos y ello tornó menos atractivos los activos financieros que ofrecía: para atender los compromisos asumidos, a falta de fuentes de financiamiento, debió recurrirse al último de los prestamistas globales, el Fondo Monetario Internacional. Un año después de este salvataje, trascendió que la mayor parte del dinero aportado por la entidad internacional fue “fugada” al exterior por los operadores del sector que, sin embargo, continuaron siendo acreedores del Estado Nacional y de varias provincias por cifras cada vez mayores.
El propio FMI cuestionó la velocidad y los montos por los cuales Argentina se endeudó en virtud de los oficios de “Toto”. Por esta razón, el ejecutor macrista debió renunciar a la presidencia del Banco Central.
Caputo ocultó en sus declaraciones juradas que fue accionista hasta 2015 de una firma off shore y de sus diversas sociedades controladas, con sede en las Islas Caimán, llamada Noctua Partners. Al iniciarse la presidencia de Mauricio Macri, traspasó la titularidad de esas acciones a varios testaferros. Noctua Partners fue una de las compradoras del ya mencionado bono de deuda a 100 años, que él mismo creó. La Oficina Anticorrupción liderada por Laura Alonso no intervino significativamente en la investigación del caso.
También tomó parte en la venta de acciones del Fondo de Garantía de Sustentabilidad a precio vil, beneficiando a la empresa Pampa Energía cuyo CEO, Marcelo Mindlin, guarda una estrecha relación de conocimiento, confianza y negocios con Mauricio Macri. El juez Claudio Bonadío lo sobreseyó pocos meses después de ser denunciado.
Fue notoria la actitud risueña y despreocupada que adoptó durante una interpelación en el Congreso de la Nación, en la que se lo cuestionó por la emisión brutal de letras del tesoro y bonos contra el Estado Nacional, así como también por su participación en empresas off shore. Cansado por la duración de la sesión, decidió escribir un mensaje en tono de burla, que envió a la diputada opositora Gabriela Cerruti. La sesión terminó en un escándalo y Toto logró su propósito.
Por su actuación principal en el favorecimiento impune a los grandes capitales nacionales y extranjeros en perjuicio de las arcas públicas, Luis “Toto” Caputo ha sido tildado de “endeudador serial”. Preguntado acerca de la eventual irresponsabilidad en la multiplicación de compromisos asumidos con acreedores de todo calibre, contestó: "La deuda no es una preocupación, hay espacio para financiar una convergencia al equilibrio fiscal".
Operador en las sombras desde su partida del Banco Central, diversas fuentes periodísticas lo sindican como autor intelectual del default argentino de 2019, junto con autoridades de la J.P. Morgan y los fondos de inversión Templeton y BlackRock.
Finalmente, se le atribuye haber planificado el cronograma de acontecimientos financieros para que las peores consecuencias de la debacle económica argentina “post – PASO” sean afrontadas por el gobierno que asumirá el 10 de diciembre de 2019.
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