Nombre completo: Margarita
BARRIENTOS
Fecha de nacimiento: 12 de
octubre de 1961
Santiagueña de nacimiento, es
posible que luego de la muerte de su madre, afectada de Mal de Chagas, el padre
haya abandonado el núcleo familiar sobreviviente, compuesto aparentemente por
13 hermanos. A partir de entonces, Margarita iniciaría un errante peregrinaje
que la depositaría, luego de pasar por Buenos Aires, en la ciudad de Comodoro
Rivadavia, Chubut. Según diversos relatos, comía lo que encontraba y se
conchababa aquí y allá como empleada doméstica.
Vuelta a Buenos Aires, materializó
su unión con Isidro Antúnez, padre de sus 9 hijos y compañero de adopción de
otros 3. Ambos sintieron la necesidad de hacer todo lo posible por calmar el
hambre de las personas con necesidades básicas insatisfechas, a pesar de que su
principal fuente de subsistencia era la recolección de desperdicios
aprovechables; es decir, el “cartoneo” o “cirujeo”.
La pareja se instaló en la zona
de Villa Fiorito, donde con enorme esfuerzo comenzó a compartir el producido de
su actividad recolectora, dando de comer a un puñado de parroquianos en un
sector llamado “Los Piletones”, a la vera de un lago artificial construido en
la década de 1940 para contener las aguas del Riachuelo los días de tormenta.
La zona se había ido transformando en un espacio de asentamientos precarios; el
antiguo espejo de agua terminó convirtiéndose en un reservorio de basura y
desechos orgánicos plagado de roedores, infectado de dengue y generador,
además, de inundaciones propias. En ese contexto hostil, Barrientos desarrolló
la primera etapa de su tarea filantrópica.
El comedor comunitario de Los
Piletones recibió la visita de una cantidad cada vez mayor de comensales, a
punto tal que Margarita y sus ayudantes se vieron, con el correr de los años,
desbordados e imposibilitados de continuar brindando el servicio de caridad. El
problema tomó estado público una vez que los medios de comunicación centraron
su atención en el trabajo de Barrientos y su núcleo familiar y de
colaboradores, hacia la década de 1990. A partir de ese hito televisivo, el refectorio
comenzó a recibir donaciones de dinero y alimentos, muchas de ellas
provenientes de supermercados, y pudo encontrar así un canal de sostén estable.
En forma paralela, Margarita fue
organizando otros emprendimientos con el fin de atender y a la vez contener al
grupo poblacional del ya llamado “Barrio Los Piletones”, en estado de
permanente carencia. Gracias al trabajo
conjunto y organizado bajo su liderazgo, logró habilitar una guardería para
permitir el trabajo de las mujeres fuera del hogar; pero los avances no
terminarían allí. En 1998, consiguió abrir un Centro de Salud integral que
incluyó, además, una farmacia comunitaria y el despliegue de acciones
pedagógicas relacionadas con prácticas anticonceptivas y la prevención de
enfermedades de transmisión sexual.
La persistente voluntad de
Barrientos en la satisfacción de los requerimientos esenciales de los más de 1.500
convidados diarios, mereció en 1999 el reconocimiento de la entidad de
beneficencia Cooperativa de Acción Social (COAS), que la premió con el galardón
de “Mujer del Año”. Por ello, fue invitada al programa de almuerzos de Mirtha
Legrand y tanto ella como su obra pasaron a ser definitivamente conocidas en
todo el país.
La Inspección General de Personas
Jurídicas registra, a noviembre del año 2000, la constitución del la “Fundación
Margarita Barrientos”.
Esta fama naciente fue la que, en
apariencia, habría conducido a Mauricio Macri a acercarse a Barrientos en el
año 2002, cuando preparaba su candidatura para las elecciones municipales del
año siguiente. Desde entonces, se generó una relación de mutua colaboración: el
por esos días presidente de Boca necesitaba una “pata popular” en la política,
que sólo había alcanzado en el ámbito futbolístico; y la santiagueña vio en el
magnate una posibilidad de enlazar vínculos con el poder, en principio con el
fin de continuar realizando sus acciones de caridad.
Destituido el edil Aníbal Ibarra
por influencia del macrismo en los resortes del poder político y judicial
porteño, Margarita Barrientos adhirió a la tendencia de apoyo masivo a Mauricio
Macri, a quien el imaginario daba por ganador en las elecciones capitalinas de
2007.
Desde el advenimiento del nuevo
gobierno al poder ejecutivo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la fundación
que lleva su nombre despejó para siempre la posibilidad de cesar su tarea, en
virtud del sostén en dinero y en especie que le prodigó la administración
macrista. Margarita, en tanto, bregó por insertar la buena imagen de Mauricio
Macri en la zona Sur del territorio porteño, en que predominan los barrios de
menor poder adquisitivo y los grupos poblacionales de instalación precaria.
A cambio de esta prédica, el
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires inició en el año 2008 un lento plan de
urbanización del Barrio Los Piletones, que incluyó ventas a plazos de los
terrenos ocupados, construcción de calles y pintura de los frentes de las casas
ya construidas. Margarita, a través de Macri y gracias a su incesante acción de
propaganda “boca a boca”, conoció a todo el arco político del PRO y consensuó
con las más altas autoridades las acciones de asistencia que se dirigirían a su
fundación.
Pero fue desde el inicio de la
campaña masiva de penetración ideológica por parte del macrismo que la figura
de Barrientos logró una notoriedad materialmente partidaria.
Entonces, se vio a Margarita
opinar públicamente en consonancia con el guion escrito desde los estamentos
del poder real, para constituirse ya no sólo en el canal de vinculación del
macrismo con los sectores más pobres; sino, antes bien, en un referente más del
discurso concretamente antikirchnerista. Así, con el fin de acentuar el diseño
de soberbia que el macrismo le había impreso a Cristina Fernández de Kirchner,
Barrientos, con lágrimas en los ojos, le reclamó en noviembre de 2013 (plena
época de marchas de la clase media contra el entonces oficialismo) que “mire un
poquito para abajo, porque es muy importante mirar a la gente que necesita”. El
portal Gaceta Mercantil, asimismo, recoge una declaración del año 2016, en la
que la líder barrial responde la pregunta direccionada acerca de “por qué el
gobierno anterior decía que no había pobres”: “No sé en qué planeta vivían”,
contestó. “Creo que Cristina y sus funcionarios estaban en esas
islas adonde se llevaban la platita porque no veían a los pobres”.
Siguiendo esta tónica de
repetición de lo que por todos los medios el macrismo había dispuesto propagar
en su proyecto de sugestión emocional colectiva, Barrientos fue luego
entrevistada en el programa “Intratables”. En aquella oportunidad, afirmó que
“empecé a ver que era realmente cierto… las chicas jóvenes se embarazaban para
tener un salario; sabían que desde el tercer o cuarto mes iban a cobrar un
sueldo miserable”.
Cuando Macri ganó las elecciones
presidenciales, Margarita festejó en Los Piletones. Algunos meses después,
declaró públicamente: “ojalá la gente no extrañe a Cristina Kirchner”. En
septiembre de 2018, se difundió la falsa noticia de que miembros de la
agrupación La Cámpora habían agredido a un camión de su fundación, que
transportaba alimentos para personas en situación de calle, en represalia por
no adherir a una huelga. Barrientos guardó silencio frente a ese hecho, que
sólo fue desmentido, tiempo más tarde, por el portal “Chequeado.com”. Luego de
ello, Margarita declaró que no le constaba la forma en que habrían ocurrido los acontecimientos.
Antes, en diciembre de 2016, la
conductora macrista Mirtha Legrand la había vuelto a invitar a su mesa. Le
formuló allí otra pregunta preordenada: “¿Usted fue persona no grata al
kirchnerismo, por su acercamiento a Macri?”. Barrientos respondió: “Sí”. La ex
actriz y promotora del partido del Cambio repreguntó con eficacia aleve: “¿Cómo
se lo demostraron?” Margarita dijo entonces que Guillermo Moreno le había
faltado el respeto; que el gobierno de entonces le apedreó un camión con
alimentos que estaba estacionado en la Plaza de Mayo y que le robaron la
mercadería; que el propio Moreno la había acusado de “hacer caso a otras
corporaciones, como el grupo Clarín y Macri” y que tuvo que ponerse firme y
decirle “usted a mí no me grita”. Mirtha asistió a la entrevistada, recordando
que Guillermo Moreno “tenía un arma sobre el escritorio”, que “maltrató a mucha
gente” y que “es un hombre violento”.
Acusó, en otra ocasión, haber
sufrido un desplante del propio Papa Francisco, “amigo del kirchnerismo”.
Esta impronta de actuación generó
lo que algunos argumentadores sociológicos denominaron “vínculo miserabilista”:
el acercamiento físico permanente entre los ricos absolutos representados por
el gobierno de Mauricio Macri y los indigentes simbolizados en la figura de Margarita
Barrientos.
Paralelamente a sus declaraciones
y a la recolección de frutos emocionales masivos por parte del macrismo, las
instalaciones de Los Piletones comenzaron a recibir a diario visitas de
cortesía de empresarios, ex compañeros de Macri del colegio Newman, actores,
deportistas, abogados reconocidos, conductores de televisión, concejales,
políticos y aun pequeños y medianos emprendedores.
Así, la buena obra que venía
realizando desde las épocas de carencia total tomó el mediático tinte, durante
los años del macrismo, de perfilar una especie de administración de aquella
pobreza que el kirchnerismo habría negado con dolo. Para el criterio
generalizado, fuertemente captado por la invectiva mediática, cada cucharón de
alimentos proveído en Los Piletones provocaba la aparición en sentido pleno de la
cifra real de indigentes que las viejas estadísticas oficiales distorsionaban a
propósito. El periodismo adicto, día a día, trabajaba –con suma eficacia- para
que este perfil de sugestión surtiera el efecto de una verdadera
visibilización.
A cambio de ello, como nunca
antes, la organización de Barrientos disparó y sostuvo hasta la fecha una etapa
de vinculaciones empresariales y con otras Organizaciones No Gubernamentales,
incluidas la Fundación Infantil Ronald McDonald y decenas de empresas de
alimentación, de insumos médicos, de transporte, de logística; así como también
redes de instituciones de salud, profesionales médicos y provisión de
indumentaria. En octubre de 2017, la empresa Nissan puso una pick up modelo
“Frontier” a disposición de Margarita. Un mes después, la fundación abrió una
sede en Añatuya, provincia de Santiago del Estero, lugar de nacimiento de la
referente.
En febrero del año 2018, la
organización inauguró un restaurante en un vagón de descarte que había
pertenecido a la Línea “A” de subterráneos de la ciudad de Buenos Aires y que
Horacio Rodríguez Larreta le donara e instalara en el predio de Los Piletones,
en representación de su gobierno. El vagón fue rediseñado por el Estudio Modo
Casa de Gustavo Yankelevich y Máximo Ferraro, para su proyecto “Salto – Diseño
en Acción”. La propuesta del vagón-restaurante provino de Ezequiel Eguía Seguí,
Director Ejecutivo de la Fundación y proveedor de verduras a través de su
emprendimiento hidropónico “La Tomasa de la Quinta”. El periódico La Nación
describe el contexto en que se encuentra emplazado el restaurante afirmando que
resulta “digno de una instalación de Ai Weiwei o una provocación surrealista de
René Magritte”.
La cena anual de la Fundación en
2019 se realizó en la sede de la Sociedad Rural Argentina. De este evento, los
medios hegemónicos destacaron, principalmente, la nómina de famosos
concurrentes (la enorme mayoría, trabajadores de esos mismos medios) y el
adecuado “look” de la Primera Dama, Juliana Awada. Al respecto, la revista
Caras ponderó que Awada es “una verdadera embajadora de la moda mundial”. Y
agregó: “por otro lado, con esta pieza dio un adelanto de lo que se podrá ver
en la temporada de verano, mostrando que las piernas hoy son los accesorios
correctos”.
Después de las PASO, Margarita
Barrientos asumió una postura crítica del macrismo: le reclamó que “si tiene un
as bajo la manga, que lo saque ya”; dijo que “la gente que quería a Macri ya no
lo quiere” y que las medidas electoralistas de pretendido alivio económico que
tomó el gobierno luego de su derrota en las urnas “llegaron demasiado tarde”.
Sin embargo, la dueña de Los
Piletones aseguró que “voy a votar a Macri de nuevo”. La postura asumida, lejos
de resultar contradictoria, importa una clara profesión de fe: Macri es, sin
dudas, su mayor proveedor de hambrientos; y en este sentido, de darse
finalmente su reelección, Margarita verá reafirmado, plenamente vigente y consagrado
el loable sentido de su ser en el mundo.
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