En la frágil centuria veintiuna
Entronizar becerros es un mero
Colofón de Discépolo: no hay una
Razón que se resista a Don Dinero.
La mano del poder que distribuye
Moneda vil al perro cancerbero
A la nutrida verba prostituye
Y la transforma en comunicadero.
Bajo toda moral viven veladas
En duro justiprecio peso a peso
Un mar de voluntades tarifadas:
La derecha abrió el mar de su regreso
-Igual que Moisés en el Pentateuco-
Pagándole, entre otros, a Los Leuco.
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