miércoles, 16 de octubre de 2019

Rogelio FRIGERIO

     Nombre completo: Rogelio FRIGERIO
     Fecha de Nacimiento: 7 de enero de 1970

     El Ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda de Mauricio Macri es nieto de Rogelio Julio Frigerio (1914 – 2006), un político de la vieja época hijo de inmigrantes y enriquecido en virtud de su enorme capacidad empática y acuerdista. Tanto, que fue mentor y posibilitador del histórico pacto Perón-Frondizi, de acuerdo con el cual el líder popular, cuyo partido se encontraba proscripto, apoyaría a este último en las elecciones de 1958. Con posterioridad, debió renunciar al cargo que ocupaba en el gobierno frondizista y, luego del golpe de Estado de 1962, exiliarse en Montevideo. Años después, al regresar al país, obró de vínculo e influencia entre Héctor Magnetto y Ernestina Herrera de Noble: así, desde su primer puesto en la Dirección del periódico de mayor venta en Argentina, el hoy dueño del Grupo Clarín comenzó su carrera de gran porte en el ámbito de los medios de comunicación.

     Su padre, Octavio Frigerio, también posee una fuerte vinculación con el peronismo y a la vez con el “desarrollismo” impulsado por Rogelio Julio. A los 50 años se afilió al Partido Justicialista y ocupó diversos cargos públicos durante la década de 1990. Alternó la actividad empresaria con cierta notoriedad pública como político. Es hoy, a los 81 años, el presidente de un movimiento llamado “Peronismo para el Desarrollo”.

     Rogelio (nieto), sin embargo, se inclinó desde siempre por la actividad empresarial y la formación intelectual, cuyas capacidades y dotes parece haber heredado de su abuelo. También ocupó cargos durante la última década del siglo pasado: entre 1996 y 1998, fue Subsecretario de Programación Regional y luego Secretario de Programación Económica y Regional hasta 1999. Se dedicó luego a la docencia universitaria en carreras de grado y posgrado relacionadas con su licenciatura en Economía.

     De profesión neoliberal, representó al país ante organismos centrales del capital internacional, con fuerte influencia en las economías de países “emergentes”, como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y el propio Fondo Monetario Internacional. Incursionó también en otros ámbitos de fogoneo de las desigualdades fundadas en la división internacional del trabajo: fue presidente de la Asamblea de Gobernadores del Banco Centroamericano de Integración Económica, Gobernador alterno ante el Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata y Representante de la República Argentina en el Grupo de Alto Nivel de Coordinación de Políticas Macroeconómicas del MERCOSUR. Desde allí, elaboró posturas, propuestas y proyectos relacionados con el espacio de relegamiento decidido para el país por las potencias centrales.

     Frigerio fundó, además, la consultora “Economía y Regiones”, una de las grandes críticas de la gestión kirchnerista, a quien acusó, desde una óptica de presunto cuestionamiento científico a favor de los intereses de los capitales líderes, de tergiversar datos oficiales para obtener réditos políticos.

     Estas altas aptitudes intelectuales y, en especial, su decisión de apartarse del andarivel de amigabilidad peronista que había caracterizado al desarrollismo fundado por su abuelo, fueron advertidas por los operadores macristas. En el año 2011, ya incorporado al PRO, fue elegido legislador en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, origen geográfico del partido liderado por Mauricio Macri. La propia Legislatura dio su visto bueno para que Frigerio, dos años después, ocupara la presidencia del Banco Ciudad. Su predecesor fue Federico Sturzenegger, a quien el macrismo había relevado como realizador de políticas de favorecimiento a los sectores de mayor acumulación de riqueza.

     Durante los dos años que duró su gestión en la banca oficial porteña, Frigerio también contribuyó a construir la andanada emocional/irracional que depositaría a Mauricio Macri en el poder. Con la anuencia de los publicistas del PRO, lanzó una línea de créditos para “primera vivienda”, cuya propaganda instaba a tomarlos para “dejar de alquilar”. Lo cierto es que tales créditos ofrecían sumas insuficientes para adquirir una casa o un departamento en la ciudad de Buenos Aires, una de las plazas de mayor valor por metro cuadrado del país. Además, demandaban el cubrimiento de exigencias imposibles de afrontar por parte de los prestatarios, como el porcentaje máximo del salario afectado a la cuota. El programa fue intensamente expuesto como demostrativo del espíritu de progreso: en afiches y carteles ubicados principalmente en las estaciones de subterráneo, se mostraba a parejas jóvenes accediendo a su hogar, en un montaje estético que resultaba de eficaz penetración en el entendimiento de la clase media aspiracional, principal destinataria de los préstamos. Sin embargo, de los 11.000 créditos disponibles, la propia ciudad admitió haber asignado unos 2.000. Otros estudios, indican que éstos fueron menos de 1.000; en todo caso, hacia el año 2015, tales refutaciones no resultaban de atención para el público macrista, muy captado por aquellos días en su capacidad de intelección franca e informada. Es por ello que sus declaraciones de abril de ese año, referidas a que los créditos otorgados por el Ciudad eran “muy poquitos”, no interesaron a nadie.

     La entidad, bajo su dirección, se vio involucrada en acusaciones de contrataciones indebidas con la empresa “La Usina Producciones”, del periodista adicto Fernando Niembro. Es que el Banco había publicitado en un programa que Niembro producía en el canal Fox Sports, durante la celebración de la copa mundial de fútbol Brasil 2014. Este episodio se sumó a otros de similar corruptela que implicaron a diversas reparticiones del gobierno de la Ciudad en pagos a la firma de Fernando Niembro por prestaciones de servicios “periodísticos y/o publicitarios”. El total denunciado fue de 21 millones de pesos entre 2012 y 2015 (según las cotizaciones de aquellos períodos, unos dos a cinco millones de dólares).

     Durante el año 2015, a sabiendas de la falsedad de sus dichos, sostuvo que “Macri no va a devaluar. El Gobierno actual ya devaluó. Ha sido el que más devaluó en el mundo en los últimos 12 años".

     Ya ungido ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda, Rogelio Frigerio se constituyó en una herramienta permanente de implementación de políticas neoliberales motorizadas por el Ejecutivo macrista, de generación de consensos forzados con los gobernadores de provincias afines y opositoras, y de justificación de las acciones pauperizantes de la nueva administración.

     En materia social, fomentó la transformación del Plan PROCREAR (que procuraba la compra de viviendas por parte de personas de recursos bajos y medios) en un sistema de créditos sumamente onerosos, actualizables a través de las llamadas “UVAs” (Unidades de Valor Adquisitivo), que siguen las cifras de la inflación. Gran parte de la población que había confiado en las promesas de estabilidad económica y financiera exteriorizadas por Mauricio Macri y sus adláteres durante la campaña presidencial, tomó estos créditos, en la certeza de que, como había asegurado el presidente, “la inflación es lo más fácil de bajar”. Con el transcurso de los semestres, el gobierno macrista generó que la República Argentina tuviera la tercera tasa de inflación más alta del mundo: a la fecha, existen asociaciones de titulares de “créditos UVA” a punto de ser rematados que no discuten las políticas económicas, sino que tan sólo solicitan, también en seguimiento de una moderación acorde con sus metas aspiracionales, “una tasa razonable.

     Rogelio fue uno de los “puentes de enlace” tendidos entre el gobierno macrista y el Fondo Monetario Internacional, que en mayo de 2018 comenzó a incursionar en la economía argentina, luego de que Néstor Kirchner ordenara pagar las últimas sumas debidas, diez años atrás. Incluso, defendió en el Congreso de la Nación –que lo interpeló- los recortes presupuestarios que se generaron como consecuencia del empréstito de 57.000 millones de dólares pedido a la entidad. Ese mismo año, también se posicionó a favor de la desaparición del Fondo Sojero Solidario, que repartía el 30 % de lo recaudado en derechos de importación de la soja entre las provincias. Frente a los reclamos de algunos gobernadores, y echando mano de recursos oratorios de alto componente fascinador, mintió: “desde el gobierno estamos agregando ingresos a las provincias, a través de recursos automáticos de libre disponibilidad”.

     Al mismo tiempo, fue sindicado por la asignación discrecional de recursos nacionales a provincias y municipios, habiendo otorgado más dinero por habitante a territorios afines que a jurisdicciones opositoras. Durante el primer año de su gestión, la provincia de Santa Cruz vio reducidas fuertemente estas asignaciones, lo que le impidió abonar en término y cantidad los salarios de empleados públicos y continuar con la realización de obras y planes comunitarios. Luego de un período de negociaciones (y del envío de activistas que apedrearon la casa de gobierno en 2016, para generar una escena preconcertada de “indignación popular” en la única provincia gobernada por una mujer de apellido Kirchner) logró la asistencia económica que sostenidamente había venido recibiendo y que por motivos políticos, con la anuencia del ministro Frigerio, dejó de percibir.

     En cuanto a cuestiones electorales, Rogelio Frigerio se mostró sorprendido por la existencia de aportantes falsos a la campaña bonaerense de Cambiemos en el año 2017, dato que no podía escapar de su conocimiento en función de las competencias de su cartera. Adujo que, en el asunto “debe actuar la Justicia”: más de dos años después, el caso no se halla resuelto. Para cerrar toda discusión, declaró que se fomentaría el dictado de una ley que impusiera la obligación de “bancarizar” todos los aportes, una iniciativa a la que se opuso el arco empresario, acostumbrado a la celebración de acuerdos más informales y menos expuestos con el poder político. Finalmente, en julio de 2019, un decreto firmado por la vicepresidenta Gabriela Michetti permitió las donaciones de dinero a campañas políticas a través de transferencias bancarias, sin dejar de lado la posibilidad de contribuir en efectivo, con la sola condición de que esos aportes figuren en un balance anual.

     A pesar de haber sido acusado de utilizar aviones y helicópteros oficiales para traslados relacionados con la campaña de reelección de Mauricio Macri, y de las imputaciones de nepotismo (su padre, su esposa y uno de sus tíos ocuparon cargos públicos durante su gestión como ministro), Frigerio mantiene una impostación de extrema higiene estética que lo posiciona en un lugar de franca aceptación en los grupos de comportamiento aspiracional. Así también lo exhibe el propio Mauricio Macri en sus invectivas proselitistas, como elemento de diferenciación respecto de las poluciones corruptistas que emocionalmente asigna al kirchnerismo.

     Como parte de la agresión deplegada por el macrismo en los medios de comunicación desde fines de 2012 –que provocara uno de los fenómenos de sugestión colectiva más irracionales y masivos de la historia del país- Frigerio participó dolosamente en la construcción de discurso emocional, a sabiendas de las falsedades que propagaba. Consultado en 2014 sobre el nuevo valor del dólar a 8 pesos, dijo:

     El ajuste ya está en marcha y de la peor manera posible, que es con inflación. Acá hay un feroz ajuste en la economía y no hay margen para seguir sin hacerse cargo de los problemas. Al gobierno se le acabó la cancha”.

     La clase media, intelectualmente desactivada, creía entonces que vivía una debacle y que su futuro estaba hipotecado por culpa de Cristina Fernández de Kirchner.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario