Nombre completo: Carolina STANLEY
Fecha de nacimiento: 22 de
noviembre de 1975
La ministra de Salud y Desarrollo
Social de Mauricio Macri es hija de Guillermo “Willy” Stanley, un mega-ejecutivo
que se inició en los años 60 en el sector financiero como operador del Banco de
la Nación Argentina, al cual representó en Londres entre 1973 y 1975. Trabajó
luego en diversas instituciones financieras y también fue Director de la
empresa pretolera BRIDAS. Fue, además, agente del Citibank. En los 90s, Willy
se desempeñó en la renegociación de la deuda externa y, también, como impulsor
de los procesos de privatización de empresas y servicios públicos. En la
pequeña reseña biográfica que figura en el sitio de su grupo inversor
“INVERLAT”, se da cuenta de que Willy Stanley fue “Director de IDEA, AmCham, FIEL, entre otras instituciones, y hoy es
director de CIPPEC, Havanna y Banco Macro”.
Carolina, por su parte, cursó primeras
letras en un colegio de alcurnia, el Saint Catherine’s Moorland School del
barrio de Belgrano en la ciudad de Buenos Aires, institución líder en hockey
sobre césped juvenil. Sin embargo, eligió para cubrir su carrera de abogada a
la Universidad de Buenos Aires, una nota de demérito respecto de la orientación
seguida por el grueso de los cuadros del PRO.
Quizás este contacto con lo
popular decidió su inclinación hacia la acción social: a los 25 años ingresó en
la Legislatura porteña como asesora de María Laura Leguizamón, quien también
fuera diputada y senadora por el peronismo bonaerense, como así también Directora
de Acción Social en el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires.
Esta experiencia, junto con las
naturales influencias del ámbito empresarial anudadas desde el entorno
familiar, le valió un lugar en la Fundación Sophia creada por Horacio Rodríguez
Larreta. Como se sabe, esta entidad articuló acciones con Creer y Crecer, el
espacio liderado por Mauricio Macri para generar un sustrato estratégico que
sirviera de base a su catapulta hacia el poder formal. Carolina se desempeñó
allí generando proyectos de políticas sociales para un futuro gobierno
macrista, bajo las órdenes de María Eugenia Vidal. Con el tiempo, Stanley fue
Directora Ejecutiva de Sophia.
Hacia mediados de la década del
2000, Macri era presidente de Boca Juniors y había construido un
entramado político dentro del club con el fin de eternizar a su lista en el
gobierno de la institución; los éxitos deportivos apañaban esta orientación.
Sin embargo, debía desembarazarse de los elementos que le disputaban poder, a
los que tildó de “corruptos” y de pertenecer a la época en que en el club “se
dilapidaban recursos” y no se obtenían resultados. María Eugenia Vidal y
Carolina Stanley fueron llevadas al club para iniciar una tarea de “depuración”
y articulación con organizaciones sociales de los barrios de La Boca y
Barracas. Esta labor finalizó con éxito: gracias a la actuación de sus empleados y ejecutivos en el club de
la Ribera, Macri se catapultaría definitivamente a la ocupación de espacios de
poder político.
Fue así que, durante su primera
Jefatura de Gobierno en la ciudad de Buenos Aires –obtenida luego de la
victoria electoral de 2007 sobre el candidato del Frente para la Victoria,
Daniel Filmus- Macri la adscribió con María Eugenia en el Ministerio de
Desarrollo Social porteño. Ya para entonces, los éxitos de gestión dentro de la
lógica del PRO la habían conducido a librarse de sus antiguas ataduras
peronistas: en el año 2009, Carolina fue elegida Legisladora por el distrito
capitalino, bajo el amparo de Propuesta Republicana, el partido de Mauricio
Macri.
Durante toda la segunda Jefatura
de Gobierno del ex presidente de Boca Juniors, Carolina Stanley fue Ministra de
Desarrollo Social de la ciudad, cargo que había dejado María Eugenia para
operar como Vicejefa de Gobierno. Centralmente, su gestión se orientó hacia el
crecimiento del PRO como partido con posibilidades serias de resultar vencedor
en las elecciones de 2015. Desde el Ministerio, Carolina desarrolló una
política de acercamiento a los barrios más carenciados, gracias a la cual el
macrismo pudo “entrar en las villas”. Participó allí activamente en actos de
proselitismo, incluso en las mismas “sombrillas”
o puestos de atracción de transeúntes. Excitó así el residuo
aspiracional de los cuadros de las organizaciones sociales que se acercaban a
la cartera: a su pulcritud y belleza natural, Stanley, sumaba gestos de cierta
pertenencia como regalar alfajores Havanna a sus interlocutores, que recibía gratis de su padre. Con ello, Carolina ganó el respeto, un creciente reconocimiento y, en especial, votos para Macri provenientes de los sectores más relegados.
No obstante, una vez Cambiemos en
el poder formal, el direccionamiento descarnado de las políticas de Estado en
seguimiento del orden neoliberal obligaron a Stanley a afrontar los
desequilibrios onerosos de la subordinación política. Como medida de
afianzamiento del macrismo en el espectro nacional, su equipo de publicistas
decidió continuar con algunas acciones de asistencia que habían
tenido éxito durante el kirchnerismo, como la provisión de una Asignación
Universal por Hijo y otra por Embarazo, algo a lo que la clase media más
nutrida en antivalores se había opuesto. Carolina Stanley, como Ministra de
Desarrollo Social de la Nación, administró y defendió el mantenimiento de estas
ayudas sociales.
Sin embargo, mientras el macrismo reforzaba y
multiplicaba prácticas de especulación financiera que sólo beneficiaban a los
sectores privilegiados y atendía el pago de intereses usurarios a través de la
toma indiscriminada de deuda pública, Stanley dispuso la anulación de más de
120.000 pensiones por invalidez, para madres de siete o más hijos y otras que
habían sido asignadas aun desde años atrás (para el periódico Página/12, estas
bajas llegaron a 170.000). A la vez, endureció las condiciones para la
procedencia de las pensiones y ordenó lentificar sus trámites de obtención: el Ministerio envió comunicaciones a los beneficiarios con el apercibimiento de que, si no
se comunicaban en un plazo que allí se fijaba para corroborar sus datos personales, la pensión que gozaban sería automáticamente
dada de baja. Los empleados públicos recibieron la orden de no impulsar las
denuncias que se formularon: existen casos de “limbos” administrativos,
estancamientos de trámites que se extendieron por espacios que superaron el año
y que generaron situaciones irreversibles en sectores críticos con necesidades
básicas insatisfechas.
Fuentes periodísticas destacan,
además, que la cartera de Stanley realizó transferencias por más de 7 millones de pesos a la
Fundación “Pescar”, una agrupación integrada por personalidades de Cambiemos
que organiza cursos de peluquería en barrios de emergencia.
Durante el período de campaña
para las elecciones de medio término de 2017, se denunció que camiones del
Ministerio de Carolina descargaban muebles y electrodomésticos en poblaciones
del Norte argentino, especialmente en Tucumán y Catamarca. La situación se
vinculó con una posible compra de votos, con recursos del Estado Nacional.
En septiembre de 2018, Mauricio
Macri modificó en forma inconstitucional, por Decreto de Necesidad y Urgencia,
la cantidad de Ministerios. Siguiendo directivas del Fondo Monetario
Internacional, eliminó 13 de ellos, algunos de los cuales pasaron a ser
Secretarías de Gobierno con dependencia de diversas áreas. El caso de Salud fue uno de los más criticados por la oposición: dejó de ser un Ministerio y se convirtió en Secretaría de Salud, incorporada al
fusionado Ministerio de Salud y Desarrollo Social al mando de Carolina Stanley.
En este período, se intensificó
la ola de aumentos de medicamentos, librados a la discreción de los
laboratorios y atados a la suba del dólar. A medida que avanzaban los acuerdos
y contactos con el Fondo, la Secretaría de Salud desaceleraba la ejecución de
las partidas presupuestarias previstas para compras de productos
farmacológicos, prevención y tratamiento de enfermedades: durante 2019, el
Estado Nacional compró un 30 % menos de medicamentos que el año anterior. Sólo en la ciudad de Buenos Aires hubo unas 7.000 recetas extendidas a
jubilados que no se concretaron en compras y unos 250.000 anticonceptivos
orales menos vendidos con respecto a 2018. El problema trajo un cierre
histórico de farmacias en todo el país.
Carolina también ha recibido
acusaciones de favorecimiento indebido a parientes y empresas vinculadas. En
octubre de 2017, el Ministerio a su cargo contrató un servicio con la empresa
AdeA (Administradora de Archivos S.A.) por más de 3 millones de pesos:
llamativamente, Guillermo “Willy” Stanley fue designado director de la firma un
día después de la adjudicación. Si bien Willy renunció en abril de 2018, AdeA
ya había cerrado tratos con otras jurisdicciones y entidades de la
administración macrista por más de 20 millones de pesos.
Su hermana, Brenda Stanley, fundó
el programa “Sembrando Creatividad” en la Fundación Granos de Mostaza, que
recibió dinero del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en 2013 y 2014 (más de
$ 385.000 de entonces), cifra que superó el millón de pesos entre 2016 y 2018.
En general, el dinero se utilizó para desarrollar talleres de actividades
manuales en barrios de emergencia de la ciudad de Buenos Aires.
Su esposo, Federico Salvai, es Jefe
de Gabinete de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires; y su cuñado
Felipe Hughes (esposo de Brenda) se desempeña en la función pública como uno de
los directores del Banco de la Provincia de Buenos Aires, con un salario que a
enero de 2018 rondaba los $ 280.000 “en mano”. Hacia fines del 2016, Cecilia
Stanley, prima de Carolina, fue designada Jefa de Gabinete en el Ministerio de
Desarrollo que Caro presidía.
En cuanto a su composición
patrimonial, llamó la atención su mudanza luego de un año de gestión como
ministra de la Nación, a un departamento de más de 400 metros cuadrados que
pertenecía a Mariano Chihade, marido de Mariana Fabbiani. Carolina declaró
haberlo comprado con una donación de dinero, más la venta de su departamento
anterior (de unos 120 metros cuadrados) por 8 millones de pesos, aunque éste figuraba
en su declaración anterior con un valor menor al millón. Su nueva morada se
cotizó en 17 millones de pesos, un millón de dólares a la cotización de
entonces. Tan sólo la diferencia entre sus declaraciones juradas de 2015 y 2016
arrojan un aumento patrimonial global del 345 %, con picos del 700 % en el
rubro “Bienes del Hogar”.
Hasta mediados del año 2019, el
nombre de Carolina Stanley figuraba entre los más sonantes para integrar la
fórmula de gobierno en las elecciones de ese año, junto con otros postulantes
como Alfredo Cornejo –el gobernador de la provincia de Mendoza- Marcos Peña o
la misma María Eugenia Vidal. Finalmente, el equipo de mercadotecnia de
Cambiemos se decidió por el histórico senador peronista Miguel Ángel Pichetto,
a quien se intentó presentar desde las estrategias de penetración psicológica como ejemplo de conducta reflexiva al “pasarse”
del “populismo” al “cambio”.
Frustrada esta espectativa, Stanley, que tuvo a su cargo la
decisión de ejecutar más del 60 % del gasto social, no se ha postulado para
ningún cargo.
La clase media aspiracional,
mayormente, no la conoce. Es que, en líneas generales, jamás ha tenido que
hacer un trámite en el ámbito de su cartera. Quizás, al verla en televisión, pare mientes en su belleza, sin tener la menor idea acerca de qué cosa es un Ministerio
de Desarrollo Social, ni tampoco la mínima voluntad de enterarse.
Así le sucede,
por otra parte, con casi todos los tópicos de un mundo entero que, más allá de
las ilusiones de riqueza, sus integrantes ni siquiera sospechan.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario