jueves, 16 de abril de 2020

Horacio RODRÍGUEZ LARRETA

     Nombre completo: Horacio Antonio RODRÍGUEZ LARRETA y DÍAZ ALBERDI
     Fecha de Nacimiento: 29 de octubre de 1969

     En Buenos Aires, a diez días de septiembre de mil novecientos treinta, reunidos en acuerdo extraordinario los señores Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, doctores don José Figueroa Alcorta, don Roberto Repetto, don Ricardo Guido Lavalle y don Antonio Sagarna, y el señor Procurador General de la Nación doctor Horacio Rodríguez Larreta, con el fin de tomar en consideración la comunicación dirigida por el señor Presidente del Poder Ejecutivo Provisional, Teniente General don José F. Uriburu, haciendo saber a esta Corte la constitución de un gobierno provisional para la Nación, dijeron:

1º Que la susodicha comunicación pone en conocimiento oficial de esta Corte Suprema la constitución de un gobierno provisional emanado de la revolución triunfante de 6 de Septiembre del corriente año.

2º Que ese gobierno se encuentra en posesión de las fuerzas militares y policiales necesarias para asegurar la paz y el orden de la Nación, y por consiguiente para proteger la libertad, la vida y la propiedad de las personas, y ha declarado, además, en actos públicos, que mantendrá la supremacía de la Constitución y de las leyes del país, en el ejercicio del poder.

Que tales antecedentes caracterizan, sin duda, un gobierno de hecho en cuanto a su constitución, y de cuya naturaleza participan los funcionarios que lo integran actualmente o que se designen en lo sucesivo con todas las consecuencias de la doctrina de los gobiernos de facto respecto a la posibilidad de realizar válidamente los actos necesarios para el cumplimiento de los fines perseguidos por él.

Que esta Corte ha declarado, respecto de los funcionarios de hecho, "que la doctrina constitucional e internacional se uniforma en el sentido de dar validez a sus actos, cualquiera que pueda ser el vicio o deficiencia de sus nombramientos o de su elección, fundándose en razones de policía y de necesidad y con el fin de mantener protegido al público y a los individuos cuyos intereses puedan ser afectados (…)”.

Que, el gobierno provisional que acaba de constituirse en el país, es, pues, un gobierno de facto cuyo título no puede ser judicialmente discutido con éxito por las personas en cuanto ejercita la función administrativa y política derivada de su posesión de la fuerza como resorte de orden y de seguridad social.

Que ello no obstante, si normalizada la situación, en el desenvolvimiento de la acción del gobierno de facto, los funcionarios que lo integran desconocieran las garantías individuales o las de la propiedad u otras de las aseguradas por la Constitución, la Administración de Justicia encargada de hacer cumplir ésta las restablecería en las mismas condiciones y con el mismo alcance que lo habría hecho con el Poder Ejecutivo de derecho.

Y esta última conclusión, impuesta por la propia organización del Poder Judicial, se halla confirmada en el caso por las declaraciones del gobierno provisional, que al asumir el cargo se ha apresurado a prestar el juramento de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes fundamentales de la Nación, decisión que comporta la consecuencia de hallarse dispuesto a prestar el auxilio de la fuerza de que dispone para obtener el cumplimiento de las sentencias judiciales.

En mérito de estas consideraciones, el Tribunal resolvió acusar recibo al gobierno provisional, en el día, de la comunicación de referencia mediante el envío de la nota acordada, ordenando se publicase y registrase en el libro correspondiente, firmando por ante mí de que doy fe. - J. FIGUEROA ALCORTA. - ROBERTO REPETTO. - R. GUIDO LAVALLE. - ANTONIO SAGARNA. - HORACIO R. LARRETA. - RAUL GIMENEZ VIDELA, secretario”.

     De este modo, el tío bisabuelo de Horacio Rodríguez Larreta contribuía a conferir legitimidad a la ruptura del orden institucional ocurrida el 6 de septiembre de 1930, cuando el General José Félix Uriburu derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen y lo confinó a una cárcel en la isla Martín García.

     ¿Qué decía, pasada en limpio y en “fácil” esa Acordada?

     En primer lugar, una idea relativa a que “el presidente Uriburu nos comunica que se ha constituido un gobierno revolucionario hace cuatro días” y “¡Algo tenemos que decir!

     En segundo término, que ese gobierno tenía en sus manos a todas las fuerzas armadas y policiales, pero declaró que va a respetar la Constitución Nacional. Se trata de un gobierno “de hecho”, respecto del cual “hay una especie de consenso en que todo lo que hagan esas autoridades es válido, sin importar si ellas son legítimas o no, porque el fin que persiguen es el orden y la seguridad social”. El hecho importa, además, de un cambio en los integrantes del Poder Ejecutivo, una cuestión en la que el Poder Judicial nada tiene que opinar ni decidir, dicen ellos.

     Por lo demás, aseguran que “si se llegaran a plantear casos de vulneración de garantías constitucionales, acá estará la Corte para decidir sobre ellos, del mismo modo que si se tratara de actos emanados de un Poder Ejecutivo regularmente constituido”.

     “Así que bueno”, escribe Rodríguez Larreta, “acusamos recibo de la noticia que nos hace llegar este presidente in-constitucional, y bien, pues, ARCHÍVESE”.

     TODOS esos jueces (salvo Roberto Repetto, que renunció antes) fueron juzgados y destituidos durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón; pero la doctrina emanada de esta sencilla página ideada por el tío-bisabuelo de Horacio Rodríguez Larreta (que había muerto en 1935) sirvió de base conceptual y sustento pseudo-jurídico para abonar la validez de los golpes de Estado de 1943, 1955, 1962, 1966 y 1976.

     La historia registra, además, muchos “otros” Rodríguez Larreta que han sido embajadores, empresarios, diplomáticos, bon vivants, funcionarios, abogados, damas de caridad, amigos y ejecutores del poder en distinta intensidad y participación. Uno de ellos hasta fue fusilado en Paraguay durante el genocidio de la Triple Alianza. El padre de Horacio, acérrimo frondizista, fue politólogo y economista graduado respectivamente en La Sorbona y en la London School of Economics; además de cultivar la literatura, la pintura, dedicarse al negocio del agro, del petróleo y presidir el Racing Club de Avellaneda durante la gestión del insurrecto de lesa humanidad Jorge Rafael Videla.

     Esta impronta intelectual de múltiples implicancias geográficas, resabio de la responsabilidad con que el linaje carga a sus portadores, fue seguida por Horacio (hijo) quien, si bien cursara su carrera de grado en la pública Universidad de Buenos Aires (de donde egresó como licenciado en Ciencias Económicas), confirió sello internacional a su currícula al terminar en Harvard una maestría en Administración de Empresas.

     Habiéndose desempeñado como asesor financiero en la petrolera Esso –donde ingresó referenciado por su padre- Horacio fue uno de los jóvenes notables captado por el falso peronismo neoliberal de los años 90 para dar marco político, teórico y de gestión al proceso de privatizaciones y “achicamiento del Estado”, con recorte de asistencia social y de beneficios previsionales ordenado por el Fondo Monetario Internacional. Desde 1993, se desempeñó en diversos cargos: trabajó en la Subsecretaría de Inversiones del Ministerio de Economía de la Nación, fue Gerente General de la ANSeS, Subsecretario de Políticas Sociales de la Nación, Interventor del PAMI, Presidente del Instituto de Previsión Social de la Provincia de Buenos Aires y Titular de la Dirección General Impositiva de dicha provincia durante la debacle de diciembre de 2001 y hasta febrero de 2002.

     Las intuiciones políticas de Rodríguez Larreta y su lógica del pensamiento institucionalizado despertaron su avidez por la formación de cuadros en seguimiento de un eventual proyecto de poder; y así, en plena crisis democrática, creó la Fundación Sophia, destinada no sólo al ejercicio de la asesoría política; sino, principalmente, a la generación de estudios de viabilidad y gestión para el cubrimiento de futuros cargos. Con el tiempo, Larreta acercó el proyecto de Sophia a la fundación Creer y Crecer de Mauricio Macri, que el entonces presidente de Boca había organizado con el fin de dar el salto de dirigente deportivo a líder político. De Sophia surgieron elementos centrales del PRO, partido que llevaría a Mauricio Macri a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: María Eugenia Vidal, Carolina Stanley, Eugenio Burzaco, Esteban Bullrich, Francisco Cabrera, Miguel Braun y la mayor parte de los funcionarios del macrismo tanto en la Ciudad como en la provincia de Buenos Aires y en la Administración Nacional del período 2015-2019. Sophia, luego de su virtual fusión con Creer y Crecer, es considerado por el establishment neoliberal como una de las más importantes usinas de pensamiento (think tanks) de Latinoamérica.

     Desde esta plataforma conceptual y formativa, se robusteció la alianza con Mauricio Macri, al punto que dejó éste de simplemente contratar a la Fundación, para incorporarla a su proyecto presidencial. Horacio Rodríguez Larreta fue Jefe de Campaña del PRO para las elecciones de diputados en 2005, las de Jefe de Gobierno de 2007, las de medio término en 2009 (que entronizaron a Gabriela Michetti como diputada nacional del PRO por la Ciudad), la reelección de Macri como Jefe de Gobierno en 2011, la que llevó a Michetti a ser elegida senadora nacional por el PRO en 2013 y, finalmente, la que coronó a Cambiemos como vencedor en los comicios de 2015, que lo condujo también a él a ser elegido Jefe de Gobierno de la Ciudad para suceder a Mauricio Macri, ahora presidente de la Nación. Horacio nunca perdió una elección.

     Durante la presidencia de Macri, Horacio Rodríguez Larreta articuló su accionar con María Eugenia Vidal –gobernadora de la provincia de Buenos Aires- para adecuar el ámbito decisional al desenvolvimiento de los proyectos de endeudamiento externo, desindustrialización, abaratamiento del “costo laboral” y reducción impositiva a los sectores más ricos del estrato social, como así también a acentuar el velo estético del distrito más adinerado del país.

     Si bien durante su primera Jefatura de Gobierno la Ciudad aumentó considerablemente los índices de indigencia y mortalidad infantil (en incremento desde la asunción de Mauricio Macri en 2007), como así también redujo la oferta de vacantes en establecimientos educativos públicos y el poder adquisitivo de los salarios del empleo en la Administración capitalina, Horacio fue reelegido en 2019 para gobernar la jurisdicción hasta 2023, con el 55,90 % de los votos, lo que significó haber obtenido cuatro puntos más que en 2015 y ocho más que en la primera vuelta de 2011, cuando Macri fue reelegido.

     No obstante este favor del público porteño, las redes y los archivos de Internet dan cuenta de algunos puntos oscuros en la vida política de Horacio Rodríguez Larreta. Quizás el más importante haya sido el suicidio del Dr. René Favaloro durante su gestión como interventor del PAMI, luego de las infructuosas gestiones tendientes a que este organismo le abonara las deudas millonarias que mantenía con su Fundación. Luego de aquel episodio, Horacio se encargó de manifestar que tales deudas no existían, y que lo que en verdad resultaba más o menos exigible eran unas facturas de larga data, que no tenían reflejo contable alguno en los libros de la institución.

     Por entonces, Rodríguez Larreta venía de ser acusado de corrupción en la compra de vacunas antigripales, motivo por el cual fue desplazado del PAMI y colocado en el Instituto de Previsión Social de la Provincia de Buenos Aires. La investigación penal terminó en una declaración de falta de mérito y a la fecha la causa se encuentra prescripta. Esta misma acusación recayó años más tarde en un caso similar, pero de mayor envergadura, cuando fue sindicado de favorecer al Grupo IRSA (uno de cuyos gerentes era su hermano Augusto) en la adjudicación de obra pública.

     Su primer enfrentamiento con la Justicia data, sin embargo, de la década de 1990: se le atribuyó haber incurrido en administración fraudulenta y peculado por el desvío de más de 1.100.000 pesos/dólares a una fundación amiga llamada “Emprender, quien la utilizó no para fines de Bien Común, sino para pagar deudas propias. Acusó, en su momento, el más tarde fiscal aliado Guillermo Marijuán. En esa causa, Horacio no intentó una defensa sustancial, sino que procuró la declaración de prescripción de la acción, cuestión que fuera desechada por la Corte en 2016.

     Durante las Jefaturas de Gobierno de Mauricio Macri, Horacio fue Jefe de Gabinete y ejerció de hecho la administración de la ciudad. Fue cuestionado política y judicialmente en incontables oportunidades por desvíos de fondos y en especial por alteración de contratos de obra a favor de las empresas concesionarias, la mayoría pertenecientes al entorno empresarial de Macri. El caso más resonante en este sentido es el del Metrobús Norte, por el cual también se le abrió una causa penal.

     Desde la sombra de Mauricio, Horacio también fue acusado de contratar a una productora perteneciente al comentarista deportivo y ex peronista neoliberal Fernando Niembro por cifras millonarias, a cambio de ninguna contraprestación y sin publicación de los contratos o los procesos licitatorios en el Boletín Oficial de la Ciudad. Investigaciones posteriores llevadas a cabo durante la campaña electoral de 2015 concluyeron que la productora carecía de empleados y que era una especie de “cáscara de asignación de capitales” para fines desconocidos. Niembro fue inmediatamente “bajado” de su candidatura a diputado nacional y no volvió a postularse.

     Como éstas, decenas de acusaciones llovieron sobre el Jefe de Campaña del PRO. Sin embargo, la afición porteña por su figura no dejó de crecer, como queda evidenciado en los datos que dan cuenta de sus performances electorales.

     Fiel al proyecto de ejercicio efectivo del poder, la primera relación contractual con el ex presidente de Boca Juniors derivó en un sustento de ansias de perpetuación y ascenso que ha llegado, incluso, a la generación de rumores de cierto distanciamiento, cuando el arco publicitario de Cambiemos le sugirió a Mauricio no convocarlo para la fórmula presidencial de 2019 ni postular como vicepresidenta a María Eugenia Vidal, ni al gobernador de Mendoza Alfredo Cornejo. La candidatura final del peronista díscolo Miguel Ángel Pichetto generó algún quiebre que, con las expectativas de regreso del macrismo en un futuro mediato, quizás haya quedado ya zanjado.

     Con todo, Horacio Rodríguez Larreta cumplió “su parte” a total satisfacción. Ha desplegado por décadas una conducta leal en la puesta en gestión de los lineamientos nacidos de la idea de un frente macrista total, con proyecciones de eternización y creciente solidez de estructura. La derrota electoral de 2019 en modo alguno ha logrado quebrar estas convicciones. Es un presidenciable del PRO y muy posiblemente integre con expectativas concretas y sostenibles de éxito alguna fórmula principal de la derecha en el futuro. Es, quizás, el más informado y también el de mayor vocación de acatamiento de los integrantes del “Círculo Rojo” macrista, capaz de resignar en silencio ilusiones inmediatas de poder a favor del robustecimiento y despliegue eficaz del proyecto.

     Como ejecutor imprescindible y responsable liminar de los daños provocados por el macrismo, integra este Prontuario en carácter de autor directo y protagonista destacado de ese plan criminal.

     Ahora bien: ¿quién fue aquel tal Horacio Rodríguez Larreta, Procurador General de la Nación, que suscribió la Acordada de la Corte Suprema validante de la autoridad de José Félix Uriburu, a cuatro días del primer Golpe de Estado del siglo XX?

     Pues era Horacio Rodríguez Larreta Maza (1871-1935), casado en segundas nupcias con María Elena de las Mercedes Llavallol Ortiz Basualdo (1881-1944) –antes había contraído matrimonio con Clara Tomasa Ocampo Beláustegui, quien murió antes de los dos años del enlace- y quinto de los seis hijos de Carlos Rodríguez Larreta (muerto en 1915) y Adela Agustina Maza y Oribe (1849-1899).

     El hermano mayor del Procurador venal, Carlos Rodríguez Larreta Maza (1869-1926) casóse con Carmen Agustina Isabel Marcó del Pont y Pinedo (1872-1939), con quien tuvo cuatro hijos.

     Uno de ellos, Augusto Rodríguez Larreta Marcó del Pont (1898-1945), contrajo enlace con Adela Tránsito Leloir Unzué, a quien llamaban “Tita” y era hija de Antonio Leloir Sáenz Valiente y Adela Marta Unzué Baudrix. El matrimonio tuvo dos hijos; uno de ellos fue el padre del actual Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, llamado Horacio Rodríguez Larreta y Leloir (1934-2004).

     Horacio Rodríguez Larreta y Leloir se unió en matrimonio con María Cristina Díaz Alberdi y tuvo tres hijos: Mariano Rodríguez Larreta y Díaz Alberdi, Augusto Rodríguez Larreta y Díaz Alberdi y Horacio Rogríguez Larreta y Díaz Alberdi, actual Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El obituario publicado en Clarín el 20 de abril de 2004 da cuenta de que Horacio Rodríguez Larreta padre, además, había sido papá de mellizos en 2003.

     A su turno, el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta se ha casado con Bárbara Diez de Tejada Benítez y tiene tres hijas: Manuela, Paloma y Serena, cuyos apellidos son Rodríguez Larreta Diez de Tejada.

     Todo esto SUBYUGA a la clase media aspiracional, y la conecta con una insana idea de superioridad fundada en la pertenencia a una alcurnia, sobre la que ese mismo mediopelo proyecta un abanico de ilusiones y pretensiones que nunca serán satisfechas, porque la clase media es lo que es, pero quiere ser lo que jamás será.

     Por esa razón, y para su regocijo, exponemos esta referencia genética, como epílogo referencial de aquello que construye nuestra vergüenza.

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