TOMA 1:
Nombre completo: Juan José
Campanella
Fecha de Nacimiento: 19 de julio de 1959
TOMA 13:
Cuando Campanella recibió el Oscar a la Mejor Película en
Idioma Extranjero que la Academia norteamericana decidió para El Secreto de
sus Ojos, asumió una postura de falsa gracia genuflexa, de sonrisa frente a
sus propios límites de versación en el inglés, de esfuerzo desmedido por congraciar al poderoso. “Oh, yeah, the countdown. Ammmm…”.
Por entonces, ya había sido nominada El Hijo de la Novia,
un monumento telenovelístico de lograda intención canto a la vida bajo su
dirección, que la clase media aplaudió y lloró; y a partir del cual comenzó a
generar una línea de identificación y devoción con sus productos.
Entre ambas películas, dirigió Luna de Avellaneda, flor de
fango que el mediopelo vivió con un ímpetu –mientras recuperaba su derecho a
comer a través de su propio esfuerzo y de las políticas implementadas por
Néstor Kirchner- asombrosamente cargado de furia contra las corporaciones y un
sistema de agobio estatal que impedían que un humilde club de barrio continuara
existiendo. Esa misma clase media, diez años más tarde, callaría frente a la
verdadera desaparición de las entidades deportivas y sociales vecinales,
generadas por el aumento y la dolarización de las tarifas de electricidad y gas,
que decuplicaron los gastos fijos de esas instituciones. Campanella también
calló.
TOMA 17:
No obstante esta vocación por comunicar simplezas
impresionables, Juan José Campanella es uno de los personajes más lúcidos y
prolijos de la cinematografía argentina. No sólo contribuyó a afianzar la “estética
Pol-Ka” –dirigida al alma del clasemedia de manual- sino que, además, respondió
con suma eficacia y dinero del establishment a la concepción “barata” del
llamado Nuevo Cine Argentino, surgido a partir de Pizza, Birra, Faso con
la necesidad de expresar más al menor costo.
La impronta campanellista guarda ciertas afinidades y coherencias
con la línea comunicacional que exalta los esplendores de los supermercados y
las propagandas bancarias de créditos para el asalariado. Desde ese mangrullo,
Juan José es un caballo que paga dos pesos a la hora de conquistar el deseo y
zarandear la estantería anímica de los viejos aficionados a las tiendas de Todo
por Dos Pesos.
Por lo demás, es un profesional que ha descollado en el
ámbito televisivo; especialmente en Estados Unidos, donde tuvo a su cargo –entre
muchísimos capítulos de otras series- la dirección de cinco episodios de Doctor
House y diecisiete de La Ley y el Orden.
El aclamado director sabe qué hacer cuando el presupuesto es
cuantioso.
TOMA 22:
La primera mandataria había tenido la deferencia de
invitarlo a su despacho en ocasión de la recepción del Oscar. Campanella fue,
sonrió y se dejó fotografiar. Incluso, parte de su ensalada tibia de arquetipos
vendibles –a la que salva la excelsa actuación del también macrista Guillermo
Francella- fue pagada con fondos públicos. Sin embargo, tales exhibidas capacidades
que exceden la media condujeron a sus contratantes del poder real a sugerirle
la formulación de críticas de impacto a la entonces presidenta Cristina
Fernández de Kirchner, con el fin de captar el criterio del mediopelo.
Campanella parece haber aceptado.
“Todo lo malo, inmoral o falto de ética, cuando lo ejerce el
estado es doble falta”, declaró tibiamente en febrero de 2013, en pleno inicio
de la campaña de sugestión emocional colectiva que daría sus frutos electorales
en 2015.
Un año después agregaría, ya más sostenido por la andanada
catódica, en un programa de Canal 13: "No importa que te llenés la boca con grandes políticas, con
grandes palabras, con grandes discursos, con los que yo estoy de acuerdo, pero
el problema es que no los creo ya". Allí, según diversos medios periodísticos, “admitió
que evita ver a la jefa de Estado por cadena nacional porque le parece ‘frustrante’
y a veces… ¡le impide dormir!” (los signos de admiración no figuran en el
original).
Luego de recibir el premio Goya por su película Metegol,
confesó ante la prensa que “Hay una bola de violencia emocional, estoy
empezando a tener miedo y me está asustando. A mí me da mucho miedo en el
futuro, porque están en un momento declinante, pero siento que en vez de hacer
como se hace en la vejez, como es la sabiduría, se aferran a lo poco que tienen
y redoblan la apuesta". Un año después, confirmaría esta sensación pública
en un tweet que tuvo que eliminar por sugerencia de sus abogados: “Nos gastan
con el 'Ah, le tienen miedo'. ¡Obvio! Se robó un PBI, nos llenó de paco y se
cargó un fiscal. Hasta Terminator le tendría miedo".
Por la misma época, sus pagadores le ordenaron incursionar en
la filatelia kirchnerista. En su cuenta de Twitter, publicó: "La ‘década
ganada’: al que inventó ese slogan imbécil tendrían que echarlo, pero ellos van
y hacen estampillas. La década sloganeada".
A pocos días de las elecciones de 2015, Campanella denunció
frente a las cámaras de los medios hegemónicos que el gobierno de Cristina
Fernández “nos deja un fiscal muerto, una grieta, familias que ya no se juntan
por pensar diferente, más pobreza, deterioro en la educación y un retroceso en
la democracia", sin explicar cómo ni por qué. La clase media, fuera del
eje de la racionalidad y absolutamente bombardeada por el poder real –que buscaba
nuevamente someterla- observaba, sin embargo, e incorporaba.
Su red social cada vez interpelaba más a la debilidad
estructural de su público: “¿Vos te hacés cargo de los pobres escondidos? ¿De
los muertos de Once (…)? No sos ingenuo. Sos cómplice”.
A pesar de publicitarse en un lugar neutral –como más
aprecia el mediocre de a pie- y postular su adhesión a la candidatura de
Margarita Stolbizer, en aquellas vísperas dijo que “Sólo hay dos melodías,
Kirchnerismo y Cambiemos. Todo lo demás es ruido. Votá en 1era. como si fuera
balotaje. O puede no haberlo”. A la vez, en el programa La Cornisa de Luis
Majul, sembró la duda razonable a sus sugestionados, como aporte a la confusión
y excitación del alma de los apocados: “Creo que, con Daniel Scioli, no sabemos
quién va a gobernar. Tienen que decirnos si la elección es Macri-Scioli, o
Macri-Cristina”.
Hay mucho más: muchísimo más. Basta tener tiempo y paciencia
e ingresar a su cuenta de Twitter y a las noticias de la época, para advertir
su participación en la entrada de la locura en la vida de todas las personas de
bien. Campanella fue promotor central de la exaltación de esa insania
mediática, en su carácter de hablante a quien invisiblemente los dueños de la
Argentina, y luego explícita y grotescamente los manipulados aspiracionales, habían dotado de competencia y garantía de validez argumental
de sus opiniones, como a muchos otros perversos.
La locura llegaba, enfocada también por el visor
de Campanella, para quedarse por largos años.
TOMA 50:
Cuando faltó el pan en Argentina, luego del advenimiento del
Macrismo y la implantación del mismo modelo de extracción financiera que había
provocado las crisis de 1981, 1989 y 2001, Campanella fue un público defensor
de las políticas neoliberales implementadas por Mauricio Macri y su entorno de
CEOs.
No sólo eso. También apoyó las prácticas antidemocráticas
desplegadas por el Partido Judicial para perseguir a funcionarios del
kirchnerismo. En una entrevista que en la radio oficial Mitre le hiciera la
periodista adicta Cristina Pérez, dijo respecto de la llamada “Causa de las
Fotocopias de los Cuadernos”: “Si estos cuadernos aparecían hace tres años,
hubieran sido noticia durante una semana únicamente. Y pasaba desapercibido (…).
Sabemos que los cuadernos no eran elemento probatorio, pero sirvió para
probarlo todo porque creo que estos muchachos que se están presentando, y que
fueron impunes toda la vida, estarán bien asesorados por abogados muy caros que
les dicen que se presenten porque les conviene”. A la vez, aseguraba: “Si todo
sigue así, lo votaré de nuevo en el 2019, más convencido aún que en el 2015. Le
pongo mucha prioridad a este tema de la corrupción”.
Y en 2019, publicó junto con otros “intelectuales y
personalidades de la cultura” un opúsculo titulado Por qué votamos Juntos por
el Cambio, en el que mintió que “el gobierno de Mauricio Macri respetó la
división de poderes y se abstuvo de utilizar las herramientas del Estado para
fines partidarios”; expresó sin conexión con la verdad que hasta el 2015 el
país estaba “devastado” (como le gustaba considerar al mediopelo); aseguró
falsamente que “Argentina era un país marginal cuyos vínculos más sólidos
privilegiaban a la Venezuela de Nicolás Maduro, a Irán y a otros Estados
condenados por la comunidad internacional por complicidades con el terrorismo y
por violaciones a los Derechos Humanos”; faltó a la verdad fantaseando que
durante el gobierno de Macri se verificó un “aumento de las transferencias
automáticas a las provincias, con el respeto al mandato de la ley y de los
fallos judiciales”; engañó a la población al afirmar que, bajo la forma
macrista de administrar, “el trabajo coordinado entre Nación y provincias no se
basa en presiones políticas extorsivas o conveniencias coyunturales”; y
concluyó asegurando con conciencia de estar mintiendo que la política macrista “apunta
al desarrollo integral de la Nación”.
TOMA 72:
La sorpresa que conmovió la entereza espiritual de los
partidarios emocionales del macrismo fue la derrota de Cambiemos en las PASO de
agosto de 2019.
En ese trance, el cineasta explotó. Descontextuando los
planos históricos, advirtió que “Toda mi vida la puedo enmarcar en lo que
fueron internas del peronismo. La Triple A y los Montoneros, Vandor y los
otros, realmente son siempre con mucha violencia y es una cosa que puede ser
desastrosa”. Respecto del triunfo de la fórmula Fernández – Fernández, dijo: “Sabemos
que esto es un matrimonio de conveniencia y hay dos posibilidades. O que
realmente la que gobierne sea Cristina y Alberto se someta a sus deseos, o que
se arme un despelote ahí adentro por la lucha de poderes que vamos a sufrir
todos”.
Entre agosto y octubre de 2019, convocó a marchas y se
esforzó por evidenciar que el país iba a volver al pasado. Le habló a los “indecisos
que dieron vuelta su voto”, a quienes definió como “aquellos
que piensen igual que nosotros en cuanto a la catadura moral de esta gente e
igual los vote”. Anunció la instauración de un nuevo estado de violencia estatal
y de una nueva tiranía en la que no se permitiría el disenso. Fue fiscal de
Cambiemos en todos los comicios y difundió sus fotografías en la mesa, en
tiempo real.
No alcanzó: el Frente de Todos venció en las elecciones generales del 27
de octubre de 2019, sin necesidad de ballotage
TOMA 97 - FINALE:
En una entrevista a un medio chileno, Juan José Campanella
confesó: “Estoy podrido de la modernidad, de películas que no emocionan, que no
te hacen reír ni llorar. Hay como una tendencia a la medianía para pasar el
rato”.
Lo cierto es que, fiel a su militancia neoliberal, el
director ha sido un efectista de la emoción, que ha matizado sus producciones con
el mismo cotillón protocultural que la clase media en general consumía antes de
quedar su criterio exterminado del todo, precisamente por obra de hacedores
protoculturales como Campanella.
No se descarta que, por tal motivo, el macrismo lo haya
convocado para sus teatralizaciones y puestas en escena, como ha hecho con la
totalidad de sus perpetradores.
Por ese devenir de farsas y contrafarsas, por su apoyo
público al macrismo en carácter de referente intelectual de un programa
dirigido a la destrucción del acceso a la alimentación y a la cultura, por la
estructuración voluntaria de espacios de legitimación de la crítica infundada,
por contribuir a la banalización de la crueldad, por difundir el desiderata
neoliberal haciendo pasar esas propagaciones dañosas como manifestaciones
inocuas del ejercicio de la libertad de expresión; por ser impulsor ideológico
de un orden de exclusión y por haber colaborado activamente en la instalación,
sostén y vocación de perpetuación del sistema de exterminio implantado por el
macrismo y sus adherentes, Juan José Campanella es partícipe necesario en este
Prontuario de Gabinete, galería de responsables del régimen político-económico-institucional
más moralmente repudiable en lo que va del siglo, y uno de los más dañosos y
despreocupados por la dignidad intrínseca del hombre en toda la historia
nacional.